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Apenas superado el vodevil de la generosa dádiva pública al Mallorca y, en menor medida al Atlético Baleares, los socios de Francina Armengol abren otro frente con la propuesta de aumento del impuesto turístico durante los meses de verano.

La sonrisa de la presidenta del Consell, Catalina Cladera, al haber conseguido el incomprensible apoyo de El Pi y Ciudadanos, con el que ya no necesita a su socio de gobierno, Més, explicitaba a las claras lo que considera una victoria: subvencionar espléndidamente al Mallorca en un complejo proceso que ha puesto de manifiesto su obcecación en alcanzar el objetivo; el aspecto positivo de todo este galimatías es que, de rebote, al deporte aficionado y de base también les llegará algún dinerito. En el palco de Son Moix, Catalina Cladera, y también Hila y Armengol, serán recibidos con todos los honores. Sin duda.

Si en el Congreso de los Diputados los partidos de la coalición de Pedro Sánchez votaban tres cosas distintas al plácet a la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN –PSOE a favor, Podemos, abstención, e Izquierda Unida, en contra, pero se abstenía su coordinador general y ministro Alberto Garzón, contraviniendo la decisión del partido– en Baleares los aliados del PSOE no andan a la zaga en crear confusión y buscan la fórmula para crear presión a los gobiernos de las instituciones, que en ocho meses se convocarán elecciones y hay que contentar a los propios parroquianos, que no les fueran a dar la espalda. Més y Podemos ofrecen una nueva versión de la célebre sentencia de ZP: nos conviene que haya tensión. La iniciativa de incluir en los presupuestos del próximo año un sustancial incremento de la ecotasa tiene toda la apariencia de pretender poner en aprietos a los socialistas en su cordial relación con los hoteleros.De ahí que el portavoz gubernamental, Iago Negueruela, optara por no comentar todavía el proyecto, quizá con el ánimo de, previamente, evacuar las debidas consultas con los afectados. En la misma línea, el jarro de agua fría de Més sobre el alcalde de Palma: en una entrevista radiofónica se mostraba muy ufano por el éxito de la conexión aérea entre Palma y Nueva York, que permitía pensar, junto con el Consell y el Govern, en buscar nuevos enlaces aéreos regulares con otras ciudades norteamericanas. Para nada, le han dicho desde Més, que hay que reducir turistas. La misma idea expresada por el vicepresidente del Govern, Juan Pedro Yllanes, de Podemos, ya despidiéndose de la política: no cabemos todos, ni los que quieren venir a vivir aquí, ni los que nos visitan.

Es evidente que la realidad de este 2022 les ha desbordado y la matraca de la economía circular, sostenible, inclusiva, de género y algunos calificativos más se ha quedado en pura palabrería. Y no es que la oposición haya planteado una alternativa que vaya más allá de «gestionar el éxito», que está muy bien como frase, pero a la que faltan todos los detalles. Y en estas estamos, a las puertas de un nuevo proyecto presupuestario con un límite de gasto que nuevamente será de récord, en buena medida gracias al incremento de la recaudación provocada por la inflación. El mismo encarecimiento de la vida que obliga al común de los ciudadanos a hacer números cada noche hasta en el cabezal de la cama.