Quien más quien menos necesita enemigos, tanto para tener razón como para fortalecer la propia identidad (los enemigos son los que nos identifican y fortifican), y ya en el ámbito político, también para cohesionar al grupo (o nación), que sin enemigos tiende a dispersarse. El enemigo es la gran institución política, cultural y futbolística, y por tanto, buscarse un enemigo inexistente, donde sea y como sea, que precisamente por no existir se le gana fácil, suele ser tarea prioritaria si se quiere ser alguien en la vida. No es que no haya enemigos reales, y a miles, pero el problema con ellos es que pueden ganarnos y hacernos picadillo (recuerden el viejo refrán, favorito de Ferlosio, de que Dios siempre ayuda a los malos cuando son más que los buenos), mientras que el enemigo inexistente, a causa de su naturaleza ficticia, es inofensivo y se le puede pisar el cuello como San Jorge al dragón.
Oraciones
23/10/22 3:59
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