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Digo que parece que refresca, porque en realidad ya no me acuerdo qué es el fresco, ni en qué consiste refrescar, ni si cabe suponer que acabará refrescando y habrá que actuar en consecuencia. Por ejemplo, cambiando ya mis sandalias sin calcetines por zapatillas deportivas más abrigadas, lo que implica recordar dónde puse el año pasado mis calcetines. En el cajón de los calcetines, que doy por extraviado debido al desuso. El domingo, cuando parecía que refrescaba, encontré un par en un montón de periódicos viejos, pero por elemental precaución no me los puse. Yo debería tener ropa de otoño invierno, pero cualquiera sabe dónde. También calculé si convendría ir pensando ponerme algo sobre la camiseta, quizá una chaquetita, pero me dio pereza. Además, en parte debido a que durante este verano eterno sólo se hablaba de los horrores energéticos del próximo invierno, y en parte por darme ánimos, esa camiseta tiene la leyenda Winter is coming (viene el invierno) lema de la casa Stark en una famosa serie de televisión. Y si llevo meses exhibiéndola, y de invierno nada, no sé si me apetece cubrirla ahora que, al parecer, empieza refrescar. Podría ser precipitado, y si no me equivoco, antes de un cambio drástico de vestimenta hay que pasar antes por la fase del ‘no sé qué ponerme’. Ahí reparé que mis recuerdos del frío no procedían de la experiencia, ni de esa serie de televisión donde no llegué a ver el puto invierno, sino de lecturas, como La tormenta de nieve de Tolstói, La pequeña cerillera de Andersen y ciertos relatos de Bashevis Singer. O como cuando en Vi, de Gógol, unos seminaristas de Kiev de regreso a su pueblo, cenan en un gélido cobertizo una hogaza de pan con tocino, y el frío genera monstruos y fantasmas. En Dickens también hacía frío a veces, aunque no tanto. Recuerdos vagos, acaso metafóricos. Ah, el enigma de la temperatura. Todo es cuestión de temperaturas, la medida de la agitación de los átomos; no existe la materia, sino su temperatura. Ahora sólo recordamos el frío por referencias literarias, y eso que casi todo el universo es mortalmente frío, salvo por donde estalla. Próximo al cero absoluto. Mal sitio. A ver si encuentro ya mis calcetines.