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Ala vista del comportamiento histórico de nuestros políticos he llegado a la conclusión de que las elecciones deberían celebrarse casa seis meses, el único modo de asegurarse el cumplimiento de las promesas que se formulan a la ciudadanía o, y es otra opción, lograr que los responsables institucionales decidan poner en marcha proyectos aunque sólo sea para exhibirlo en los interminables debates preelectorales. En esta línea se ha instalado todo el aparato del PSOE, dentro y fuera de Balears, con su secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al frente.

Uno de los últimos ejemplos del electoralismo imperante han sido, primero, la firma del protocolo de intenciones para la puesta en marcha de una línea de tranvía en Palma –desde la plaza de España hasta el aeropuerto de Son Sant Joan–, proyecto que se quiere comenzar a ejecutar con décadas de retraso y sin, al menos que yo conozca, ningún estudio convincente de que su trazado es el más conveniente para la ciudad. Allí estuvo ufana la presidenta Francina Armengol y la ministra del ramo. Luego ha venido otro regalo, la gratuidad del transporte público, urbano e interurbano, gracias a las exigencias de Coalición Canaria para la aprobación de los Presupuestos del Estado. Sánchez, dadivoso él, nos ha incluido en la aplicación del gratis total.

Nada debería objetarse a iniciativas como las que se han planteado en las últimas semanas desde el Gobierno, ambas deben suponer una mejora sustancial del transporte público en general; cuya deficiencia en las Islas no es exagerado calificar de crónica. El problema, sin embargo, es que nadie quiere reparar en los costes financiero de estas prestaciones; tengo la sensación ya vivida de que hemos entrado en otra época más de que todo vale con tal de seguir en el poder. Electoralismo puro y duro.

Nada se sabe de quién, cómo y cuándo pagará el mantenimiento de las flotas de transporte o si la medida alcanza sólo las líneas actuales o las que puedan ponerse en marcha a partir de ahora. Llegar a mayo, luego ya veremos.

La ofensiva contra Isabel Díaz Ayuso en Madrid por la merma de la calidad asistencial en los centro de salud es un arma de doble filo que los socialistas deberían manejar con tiento; Balears, por ejemplo, también tiene serios problemas en su sanidad pública por la falta de profesionales. El que los médicos y enfermeras callen no significa que no vivan su particular infierno laboral.

Trazado demencial

la instalación del segundo cable eléctrico con la Península está poniendo en evidencia la prepotencia de Red Eléctrica, la cual se obstina en defender la entrada de la conexión a Mallorca con un trazado en Alcúdia de 12 kilómetros por tierra –Bonaire, Manresa, Morer Vermell, Barcarés, Sa Marina ...– para alcanzar la central de es Murterar, con la pretensión de salvar las praderas de posidonia. Les recomiendo que revisen la cartografía del Govern y podrán comprobar como la afectación es idéntica si el cable entra por la bahía de Alcúdia y en apenas dos kilómetros llegar hasta es Murterar. ¿Quién o qué hay detrás de este sinsentido?