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Estamos en la semana pascual, la más santa, pero también la de mayor influencia en la economía global y el PIB español, que en Mallorca además inaugura la temporada turística. Y parece mentira que una semana tan importante para los negocios y las expectativas, carezca aún de fecha fija en el calendario, como sí la tienen todas las efemérides destacadas. A fin de que los diversos sectores implicados, que en este caso son el religioso, el turístico y el del ocio, realicen sus previsiones, contrataciones y balances con tiempo, y en definitiva, sepamos todos a qué atenernos. Porque no es de recibo que nada menos que la Semana Santa, para la que tanta gente trabaja todo el año, nunca se sepa cuándo caerá, ni si pronto o tarde entre el 22 de marzo el 25 de abril, con lo mucho que eso repercute en las estadísticas económicas, las cifras de empleo y los porcentajes de crecimiento.

Figúrate tú que la Navidad rotase entre noviembre y diciembre, a la buena de Dios. El caos, el fin de los días. Intolerable, una inestabilidad peor que la de las instituciones judiciales. Y sin embargo, toleramos que la semana pascual, un hito en el calendario, aparezca aquí o allá cuando se le antoje. En el año 315, el Concilio de Nicea estableció que la Pascua cristiana debería celebrarse el primer domingo después del plenilunio siguiente al equinoccio de primavera, que vaya usted a saber cuándo cae. Esto apesta a astrología de hace dos mil años, más aún que los Reyes Magos. ¡Ciclos lunares! ¡Plenilunios! Ni que fuésemos licántropos.

En el año 315, ese concilio era muy dueño de determinar lo que viniese en gana, y ligar los misterios eclesiásticos de dolor y la resurrección de Cristo con la luna. Dios me libre de discutirlo, como si la quieren asociar con la constelación de Andrómeda. Pero es que desde entonces, y vista la importancia que adquiría esa Semana Santa en los indicadores económicos, ya podrían haberle encontrado una fecha fija, cualquiera. Primaveral, pero fija, siempre la misma, igual que por ejemplo, un Jueves Santo siempre es jueves. Porque yo me enteré hace apenas cuatro días de que hoy es Martes Santo, y el domingo Pascua. Que organicen otro concilio, por favor, y arreglen este desaguisado astrológico. Más seriedad y menos plenilunios. Que nos jugamos los cuartos.