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Casi todos nosotros hemos visto morir de cáncer a algún ser querido. Uno de los más comunes y más mortíferos es el de pulmón, cuarto en incidencia en Balears. La causa más habitual es el tabaquismo, claro, aunque hay cientos de casos en los que no lo explica. ¿Quizá el fumador pasivo, la esposa que ha convivido durante medio siglo con el marido fumador? También personas que nunca han fumado mueren de cáncer de pulmón. Las autoridades sanitarias de las Islas están preocupadas. Y no es para menos. Este año se ha detectado un 45 por ciento más de cáncer de pulmón que hace solo cinco años. Y crece, especialmente, en menores de cincuenta años y en mujeres. El tabaquismo no se ha incrementado en esa proporción. Al contrario, va a menos. Está claro que el tabaco tiene mucho que ver, pero... ¿no será también culpable la contaminación atmosférica? Muchos siguen pensando en Mallorca como en aquel paraíso paisajístico de hace treinta o cuarenta años. Nos gusta mantener en la retina y el recuerdo esa imagen idílica de calas, el Mediterráneo color turquesa, los pinos retorcidos y los olivos de la Serra. Ahí siguen, qué duda cabe. Pero ya no están en el mismo entorno de entonces. La población se ha duplicado y, con ella, el consumo energético, la construcción, el uso de vehículos, de aire acondicionado, de calefacciones. Todo ello contamina. Y no es lo único. La apuesta decidida por un turismo cada vez más masivo conlleva la presencia constante de aviones, coches de alquiler, cruceros... que aportan su enorme grano de arena a esto del aire irrespirable. Palma se ha convertido en una ciudad grande, con lo que representa en movimiento, residuos, consumo. El tabaco, sí, ahí está, pero no solo.