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Este es el título de la película dirigida por Elvira Lindo y Daniela Fejerman que llega el día 28 a nuestros cines. Tuve oportunidad de verla en la Academia de Cine y he sentido la necesidad de hablar de ella, de compartirla, de darle voz porque, precisamente, de eso trata la película. Formidablemente interpretada por tres auténticos monstruos de la interpretación como Magüi Mira, Emma Suárez y Aura Garrido, a las que acompañan actores extraordinarios como Pedro Mari Sánchez, Francesc Garrido y Víctor Clavijo, Alguien que cuide de mí habla de lo que decimos, pero sobre todo habla de lo que callamos. Jugando con el metateatro y los ensayos de un montaje de La gaviota de Chéjov, sus personajes van desgranando sus historias, sus miserias y sus silencios ante nosotros que, atónitos, las dejamos deambular por nuestro yo más íntimo. En cada una de las tres nos vemos reflejados en ese espejo bello, tozudo y necesario que es el cine, el buen cine.

Centra su historia en la vida de tres mujeres dedicadas a la interpretación. Y no es vana esa elección porque nada como ver que tres personas que han dedicado su vida a comunicar son incapaces de hablar, de decirse algo, de no ocultarse nada, de no callar. Una de ellas esconde un gran secreto, como todos en una medida u otra escondemos. Decide ocultarlo, guardar silencio, vivirlo en su soledad. Pero los secretos, lo que no decimos, no es más que dinamita para los puentes que, día a día, intentamos construir. La sutilidad de la dirección, con esos travelings circulares que nos convierten en vouyeurs de sus vidas, la crudeza de lo que toca sin perder jamás esas notas de humor que nos ayudan a seguir adelante, es de las que no se olvidan.

A través de esas tres mujeres que están viviendo su aquí y su ahora vemos la incontenible fuerza del paso del tiempo, de las oportunidades perdidas, de las palabras no dichas, de los abrazos no dados… pero también vemos, y sentimos como propio, el poder de los sueños, de las esperanzas que nos empujan a seguir, el imparable paso del tiempo que, cada mañana, cuestiona lo que hemos hecho de nuestras vidas, lo que podíamos haber sido y, sobre todo, lo que aún podemos ser. Fue un verdadero placer y un honor compartir una secuencia con una de estas tres mujeres que son capaces de darlo, de vivirlo todo en cada plano. Es una de esas películas que transforman al espectador, que le hacen salir de la sala con nuevos sueños y esperanzas. No dejen de verla, es una de esas contadas llaves capaces de abrirnos y empujarnos a vivir.