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Cuando los políticos se ponen a hacer poesía, me pongo a temblar. Llegó Feijóo a Mallorca y se subió al ripio de la emoción, la que le entró al ver como las islas «se teñían de azul como el Mediterráneo». Le falta estrategia y oportunidad, señor Feijóo porque esta misma semana ese Mare Nostrum se tornaba rojo con las víctimas del naufragio en el Jónico. Setenta y nueve migrantes muertos y cientos de desaparecidos en un viaje sin retorno desde Libia a las costas mediterráneas, en una tragedia que no es novedad. Esta misma semana, en esta isla donde el aspirante del PP a gobernar este país, y si acaba aliándose con la extrema derecha de Vox, que lo hará sin duda, con mano dura el espinoso tema de la inmigración, también llegan los desesperados de África.

En el blablablá del politiqueo, poco se acuerdan de promesas electorales una vez pillan silla. Marga Prohens, vencedora en la comunidad balear, apretaba los labios y decía no a un pacto con Vox. Rebaja el tono, pide paciencia y se muestra convencida de que habrá acuerdo. O sea, pactará con Jorge Campos. A fin de cuentas, no son tan distintos. Los que le han dado votos a la extrema derecha proceden, en gran mayoría, de los descontentos del Partido Popular, al que tacharon de blando.

Esta misma semana, nos enteramos de la pérdida de más de un centenar de camas en Son Espases en un verano que sabemos será de aúpa. Los sindicatos advierten, las enfermeras están exhaustas, los pacientes asustados. Teníamos, y aún tenemos, uno de los mejores servicios de salud pública de Europa, pero cuesta dinero, un dinero que sale de los impuestos. Me pregunto de dónde se pagará para mantener este servicio si desde las huestes del PP y Vox en comandita presentan como una de sus propuestas talismán la bajada de impuestos. Hagan cuentas, porque a mí no me salen. Tendré que ponerme el mundo por montera y a capa y espada lanzarme al ruedo ahora que los toreros llegan al poder en una estampa que me devuelve a Machado, sí señor Feijóo, viva la poesía, la del andaluz que murió en el triste exilio de la España en guerra por el golpe de Estado de Franco y los suyos, cuando escribió El mañana efímero. Voy a recordar el arranque del poema, retrato de un país que se está pareciendo, y muy mucho, al actual.

El mañana efímero

La España de charanga y pandereta,

cerrado y sacristía, devota de

Frascuelo y de María,

de espíritu burlón y de alma quieta,

ha de tener su mármol y su día,

su infalible mañana y su poeta.

El otro día, una votante de Vox me decía que ella era socialista solo que viendo lo que ha visto, el consabido todos los políticos son iguales, le dará el voto a Santiago Abascal. Pues si es usted socialista y todos los políticos son semejantes, por qué no cambia su voto. La de volteretas que dan algunos. Miedo atroz me dan semejantes conversiones. Tengamos un buen domingo, que ya llegó el calor.