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Las redes sociales ardían días atrás cuando se supo que Yolanda Díaz acababa de designar como su portavoz en temas de feminismo, igualdad y derechos y libertades LGTBI a la que califican de «escritora y filósofa» Elizabeth Duval, una joven de 22 años que nació como varón y ha transitado hacia su forma femenina. Entrecomillo las referencias a su currículum porque con esa edad poco ha podido escribir y mucho menos filosofar (no es lo mismo licenciarse en Fisolofía que ser filósofo), pero esa es otra historia. El primer problema que le veo yo a este nombramiento es agrupar en un mismo saco el feminismo, la igualdad y el colectivo gay, porque son cuestiones diferentes a los que buscar soluciones diversas. ¿Que todo ello tiene que ver con la igualdad? Sí, pero con enfoques muy distintos. Si tenemos que hablar de feminismo lo lógico –aunque quizá sea menos ‘modelno’– es colocar al frente a una mujer. Si tiene cierta edad, es trabajadora y ha sido madre, mucho mejor. Porque esos son terrenos en los que se maltrata a la mujer y de lo que saben mucho quienes los han recorrido. Por eso, una chica que ni siquiera nació mujer –por tanto, jamás sabrá lo que es, que también tiene su jugo–, que no ha tenido tiempo de trabajar y que no es madre carece del bagaje necesario para tener suficiente perspectiva sobre feminismo. Por lo visto, su máximo mérito es haber sido tertuliana en los debates televisivos de Ferreras. Conocerá la teoría, por supuesto, pero habiendo en España miles –por no decir millones– de mujeres mejor preparadas para el cargo, ¿qué sentido tiene sembrar de rechazo el universo feminista eligiendo a un personaje tan cuestionado? Ganas de perder votos, no lo duden. Muchas mujeres se echarán para atrás.