TW
3

Antropólogos, paleontólogos, historiadores, teólogos y desde luego jueces y abogados aseguran que el invento de la ley fue el que determinó el paso de la barbarie a la civilización, razón de que no tengamos más remedio que incluir ese hallazgo entre los grande inventos de la humanidad. Y ello no sin ciertas reticencias, ya que dicho inventó comportó de inmediato el invento de la ilegalidad, que es lo que somos todos al nacer antes de legalizarnos, y de rebote también la lúgubre figura del juez, las trifulcas del poder judicial y otras penurias por el estilo. En fin, que hay que ver lo cara que nos salió la civilización. Por si esto fuera poco, una vez inventadas las leyes (humanas, divinas, físicas, espirituales, naturales, etc), estas empezaron a copular entre sí como locas, a fusionarse formando grandes grumos legales, y a reproducirse sin tasa en sucesivos mestizajes (humano-divino, natural-costumbrista, científico-religioso), y tanto proliferaron en todos los ámbitos, que no es de extrañar que casi todo el mundo se pasase el día cavilando cómo eludirlas sin que le pillasen. Un sinvivir. La primera ley que se inventó, según los especialistas citados, fue lógicamente la ley del más fuerte, y luego enseguida, con diversos enunciados, la conocida ley del hay que joderse. Y así hasta nuestros días, una montaña de leyes derivadas incluyendo la del ‘solo sí es sí’, la ley de Murphy, la ley del talión y la del mínimo esfuerzo. Sin contar las divinas, que como hemos señalado impregnan todas las demás con una especie de melaza pegajosa. Esta exuberante cantidad de leyes, que a su vez engendró códigos penales tan gruesos que si los pones sobre un acaballo le quiebras el espinazo (por la ley de la gravedad), desarrolló paralelamente una vasta cultura de profesionales encargados de buscar los mínimos resquicios legales en semejante maraña, cuya labor no es sólo facilitar la vida a forajidos y gentes fuera de la ley pero legales, sino profundizar en el progreso de la civilización. Quién iba a decir que el invento propiciará tal cantidad de inmigrantes ilegales. ¿Y no podríamos ser igual de civilizados con sólo una docena de leyes razonables? Sí, pero hay que joderse.