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Junto al nuevo parque de bomberos de Palma tenemos unas misteriosas polivalentes    instalaciones, de las que pocos conocen utilidad, el espacio Francesc Quetglas y de modo concreto su aparcamiento en el exterior; que, seguramente sin pretenderlo, es la prueba física del descalabro de mandamases sabelotodo. Por qué está claro que lo de pensar no va con nuestros políticos; ni lo de gestar alianzas privado-público, si no es con alguno de sus amigotes. Afirmación que duele, especialmente cuando parecen estar próximos al ideario de uno.

Estos últimos años nos repiten, como un mantra, arengas sobre las energías sostenibles, acerca de los esfuerzos e inversiones para aprovechar mejor los recursos que nos regala el Sol, de modo abrumadoramente generoso en nuestra isla; aunque parece que todos los presupuestos se extingan en fases de estudios de viabilidad, sin que los proyectos obtengan resultados suficientemente significativos.   

Y circulando por la rotonda de Carrer Manacor - vía de cintura me pregunto ¿cuántas superficies destinadas a aparcar coches, normalmente a cielo descubierto, tenemos en nuestra ciudad? Se me ocurre a bote pronto, Son Moix, polideportivo y estadio; grandes superficies comerciales, como la de General Riera; Universidad; todo el Paseo Marítimo; o las calles de polígonos industriales. Seguro que dedicando el tiempo necesario surgen otros cuantos buenos ejemplos. En metros cuadrados ¿cuánto puede suponer todos estos espacios? Pues bien, nos tienen debatiendo si hay que sacrificar hectáreas de zonas rurales, con el correspondiente impacto visual y medioambiental que supondrá, en vez de aprovechar las vastas zonas de aparcamiento, con sistemas que sirven, a la vez, de marquesina de protección para los vehículos, generando sombra y cobijo a los conductores y por la parte superior, con sus placas solares, produciendo energía limpia. Y si estas estructuras, a modo de ‘marquesinas’, sirven las veces de porche, podemos sumar la infinidad de azoteas comunales de nuestros edificios; últimamente olvidadas incluso para secar coladas ¡A buenas horas, mangas verdes!