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La quinta Presidencia española del Consejo de la UE inició su andadura el pasado 1 de julio. El sistema de presidencias rotatorias existe desde los inicios de la integración, recaen en cada Estado miembro una vez cada trece años y medio, y juegan un papel esencial en la estabilidad y funcionamiento de la UE. La presidencia no la ejerce una sola persona sino todo un país y su trabajo repercute en la vida de 450 millones de personas.

Una parte de su trabajo es presidir las reuniones del Consejo y facilitar acuerdos sobre la legislación que se deberá aplicar en todos los Estados miembro dando continuidad al programa de la UE. Otra es representar al Consejo en sus relaciones con las demás instituciones de la UE: Comisión Europea y Parlamento Europeo (PE), con el que deberá también negociar los textos legislativos que se deben aprobar por codecisión de ambas instituciones.

A la Presidencia española se le prevé un intenso trabajo legislativo pues tiene lugar en un momento crucial. Va a ser la última que se desarrolle íntegramente dentro de la novena legislatura, pues durante el primer semestre del año próximo, en presidencia belga, se celebraran elecciones al PE. Además, tras Bélgica la presidencia corresponde a Hungría, la capacidad de cuyo gobierno para ejercer la presidencia, ha sido puesta en entredicho por el PE, dado el continuo deterioro del estado de derecho en este país. Con tales perspectivas, todo lo que no haga la Presidencia española puede quedar aplazado al 2025 y, con ello, frenar el dinamismo dado al proyecto europeo durante la novena legislatura.

Que las presidencias sean rotatorias tiene también un gran valor simbólico. Son un claro reflejo del lema de la UE, ‘Unida en la diversidad’, pues el hecho de que se ejerzan por un periodo limitado refuerza los lazos y la confianza entre países, y las aportaciones de cada país, al aunarse, benefician a toda la UE.

Pero lo más relevante es el impulso político que la Presidencia española deberá dar al proyecto de construcción europea. Tras la Conferencia sobre el Futuro de Europa (2021-2022) y diversas resoluciones del PE solicitando al Consejo Europeo la celebración de una Tercera Convención Europea para reformar los tratados, la nuestra presidencia deberá abordar esta cuestión, al menos con una declaración citando los aspectos notables que necesitan reforma. Así lo piden destacados expertos en sus contribuciones al libro Presidencia Española del Consejo de la UE 2023. Propuestas desde la sociedad civil publicado por el Consejo Federal Español del Movimiento Europeo y que acredita la importancia de la actual Presidencia española.