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En Hollywood, el imperio de los sueños y las ficciones, pasan cosas imposibles en cualquier otro lugar del universo. A la ya larga huelga de escritores, inviable en el resto del mundo porque si un escritor hace huelga no se enteran ni en su casa, y a nadie le importa un rábano, se ha unido ahora la de actores, haciendo temblar la industria. La industria del entretenimiento, claro está, sin la cual la humanidad no sobreviviría ni una semana. Así pues, Hollywood, que ya logró liderar el feminismo global, la diversidad, el antirracismo y los derechos LGTBI+, lidera también el sindicalismo, muy de capa caída en los últimos años. La izquierda lleva décadas muy confusa y atolondrada, dónde está la izquierda es lo que nos preguntamos muchos.

En Hollywood, resulta que está en Hollywood. Si la realidad es injusta, miserable, abusiva y desigual, que no lo sean las ficciones. Y no sólo están ganando esa lucha que lideran (ojo, la lideran), sino que encima montan huelgas del copón. Ni los franceses llegan a tanto. Hollywood es la meca de las reivindicaciones sociales, motor del progreso y faro de la izquierda errante. Extraviada. Claro que si ese es el faro, nos estrellamos seguro, vamos a embarrancar, dirán los viejos izquierdistas escépticos, pero conocedores del viejo lema de que el espectáculo siempre debe continuar. Y las feministas, atónitas por el brusco giro hollywoodense de su causa, que jamás pensaron que estuviese al final del Paseo de la Fama, en Hollywood Boulevard, ni que su lucha secular consistiera en corregir errores y desigualdades de la ficción.

¿Y qué exigen esos audaces actores sindicalistas, además de mejoras salariales, como los escritores, las camareras de pisos y todos los jodidos asalariados? Ahí está el detalle. Exigen protección frente a la codicia y el abuso digital de las plataformas (y quién no), y garantías ante la IA, que les puede arrebatar sus puestos de trabajo y su dignidad profesional. ¡Garantías! Y quién no desearía eso, considerando que los creadores de la IA ya avisaron que quizá sería el fin de la humanidad. En fin, que aprobamos cualquier acción sindical, pero claro, si eso también debe liderarlo Hollywood, apañados estamos.