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Por si no teníamos suficiente con la murga del ‘sé tú mismo’, ahora estamos siendo vilmente bombardeados con lo de ‘saca tu mejor versión’. Yo diría que, combinados, ambos imperativos pueden producir un cóctel letal. Cuando no es uno, es el otro. Es un hostigamiento machacón (a lo mejor también son dos versiones de lo mismo, ya que pueden juntarse en: ‘saca la mejor versión de ti mismo’). Para empezar, yo no sabía que pudieran existir diferentes versiones de una. Desde luego, yo he rebuscado en mi interior y no he sido capaz de encontrar diferentes versiones de mí misma. A lo mejor es que soy un fraude o un aburrimiento pero, que yo sepa, siempre soy la misma (es decir, yo misma). Puede que algún día me crezca un poco, por algún motivo especial, pero no creo que hasta el punto de llegar a desarrollar ninguna nueva versión, y mucho menos que sea la mejor. Porque esta es otra. Suponiendo que tuviéramos diferentes versiones, ¿cómo reconoceríamos a la mejor? Esto es fácil si se trata de cosas que se pueden versionar. Una traducción, una película, un argumento… Por ejemplo, de las cuatro versiones de Mujercitas, ¿cuál es la mejor? Yo prefiero la de 1949, sin duda, mientras que la última, de 2019, se me hace bastante insoportable. Ni siquiera reconozco la historia. Pero esta es una apreciación muy personal.

Para sacar la mejor versión de uno mismo se deben seguir unos pasos –hoy todo está estructurado y detallado– que se pueden encontrar fácilmente en internet o apuntándose a alguna terapia. Y, después, esta versión saldrá a relucir en nuestra forma de hablar, la imagen personal, la actitud frente a lo que nos suceda (bueno o malo) y la manera de asumir los éxitos y los fracasos. Fantástico. Siguiendo las pautas, un nuevo yo mejoradísimo saldrá a relucir. Creo que con un poco de entrenamiento a lo mejor conseguiré encontrar dentro de mí a esa tía renovada, simpática y con la autoestima por las nubes. Ya tendré la mejor versión de mí misma. Es lo que deberían hacer los todavía candidatos a presidente del país. Que busquen, que se esfuercen, que sigan los pasos terapéuticos. Venga. Un último empujoncito. Porque, hasta el momento, no notamos nada.