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Memorias de África (1985) es una oscarizada película rodada en Kenia, cuyo título original es Out of Africa (fuera de África). Hoy, la actualidad africana está en el golpe de Estado en Níger. Francia tiene 1.500 soldados allí e incluso imprime su moneda, el franco CFA. Los EEUU tienen una base de drones. La excusa para la presencia militar es el yihadismo, pero estos se han manifestado sospechosamente a favor de Occidente tras el golpe. Níger es rico en oro, diamantes, petróleo, torio y sobre todo uranio (25 % del consumo de la UE), pero recibe solo el 5 % del precio final de mercado. Una de cada tres bombillas de la UE se enciende gracias al uranio nigerino mientras solo el 19 % de su población tiene electricidad. El rico Níger es uno de los países más pobres del mundo, con el 90 % de la población viviendo de la agricultura de subsistencia.

Dejando atrás barbaridades como la amputación de la mano de una niña de cinco años en el Congo belga, por no cumplir con su cuota de extracción de caucho, fotografiada por Alice Seely Harris (1904), el actual neocolonialismo adopta formas más sutiles. Primera, préstamos de ajuste estructural. Se otorga crédito (en dólares) bajo tutela: austeridad, recorte todavía mayor si cabe del paupérrimo gasto público, devaluar la moneda, privatizar organismos estatales y «liberalizar» la economía. El propio Banco Mundial informó de su impacto negativo sobre la pobreza. Para la Iglesia africana, esos préstamos son una guerra de baja intensidad que condiciona enfermedad, desnutrición, desempleo y muerte.

La segunda forma de dominio, según Michael Hudson (Universidad de Missouri-Kansas City), es la exigencia de Occidente de cultivar solo productos que le interesan, pero no el cereal que debe importarse de los EEUU y de Europa en dólares. Según los medios, el expresidente Bazoum está «secuestrado» en su palacio, en malas condiciones y sin electricidad, pero pudo publicar una carta en el Washington Post pidiendo ayuda a los EEUU, y telefonear al secretario de Estado Blinken.    En África la democracia de los EEUU es conocida, su esclavitud y discriminación racial. Por eso, el periodista Fred M’membe (Zambia) exigió que los EEUU no den lecciones de democracia, citando golpes de estado o asesinatos como el de Patrice Lumumba (Bélgica y CIA); Thomas Sankara, carismático presidente de Burkina Faso, derrocado y luego ejecutado con apoyo del gobierno francés de Mitterand y la CIA; o Gadaffi, bombardeado, tiroteado y linchado; «La OTAN hirió a Gadafi y los rebeldes lo remataron» (RTVE).

El adalid de Occidente en la región es Bola Ahmed Tinibu, presidente de Nigeria. Imputado por el FBI en los años noventa por lavado de dinero y tráfico de heroína, se libró tras un acuerdo y pago de 460.000 dólares. Ha cerrado la frontera al tránsito comercial, provocando un aumento de precios de los alimentos en la ya pobre zona. Promueve la guerra, sin el soporte del Consejo de Seguridad de la ONU y con la oposición del Senado, apoyado por Francia, EUA, Senegal y Costa de Marfil. El egoísmo colonialista está llevando a los países africanos a gritarle a Occidente Out of Africa.