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El capitán Salom ha pasado a la historia por haber dado nombre a una de las calles más importantes de Palma. Hoy casi nadie recuerda que fue el oficial de mayor graduación que murió durante la Batalla de Mallorca y uno de los caídos por Dios y por España más laureados en la Dictadura. Sin embargo, su muerte está rodeada de misterio. Corren tres versiones de lo ocurrido y una de ellas indica que fue asesinado por sus propios hombres.

Julián Salom Calafell nació en 1896 en una familia de grandes propietarios de Palma. Sus padres eran dueños nada menos que de la finca de Son Pisà y sus tierras iban desde la plaza Madrid a Son Cotoner. Ahora, la zona está totalmente urbanizada, pero, a principios de siglo, el paisaje lo dominaban almendros y vacas. Julián estudió en s’Institut y con 21 años se graduó en la Academia de Infantería de Toledo. Cumplió destino en Melilla y volvió ascendido a capitán. Se casó, pero no tuvo hijos. Cuentan una anécdota sobre él. Un día estaba trabajando de payés en la finca cuando apareció un soldado con un mensaje «para el capitán». Él lo recogió sin identificarse y el joven le dijo: «Por favor, dele el recado, que el capitán tiene mal carácter». No se le conocen simpatías políticas, salvo una donación para el monumento al conservador Antonio Maura.

El 17 de agosto de 1936 murió junto a su cuñado, el teniente Antonio Garau Fargas, mientras lideraba a 240 hombres en un ataque contra el Parapeto de la Muerte de Porto Cristo. La versión oficial es que fueron víctimas de un engaño: «Los traidores rojos, al ser atacados con gran valentía por la compañía al mando del capitán Salom, fingieron entregarse con palabras y ademanes, para alevosamente tirar a mansalva con las ametralladoras».

La segunda versión la dio el capitán republicano Alberto Bayo. En un telegrama interno afirmó que los habían asesinado sus propios soldados para pasarse al bando republicano: «Han sido muertos por sus propias tropas el capitán Salom y el teniente Gomila, según han manifestado prisioneros».

La tercera versión la aporta el informe del superior de Salom aquel día, el teniente coronel Pedro Llompart: «Halló gloriosa muerte en el momento culminante del asalto, mientras animaba con gran ardor a su tropa y la conducía con gran valor a la posesión de la posición enemiga». Los cadáveres no fueron encontrados hasta que terminó la batalla, casi 20 días después. La Dictadura levantó una gran cruz justo en el lugar donde murió, la actual plaza del Monumento de Porto Cristo. Sufrió un atentado de Terra Lliure en 2004 y poco después la derribaron.

La familia Salom sigue siendo dueña de la possessió de Son Pisà, justo al lado del centro de salud. Uno de sus sobrinos fundó la famosa Ferretería Salom. Su sobrino nieto es Macià Blázquez Salom, catedrático de Geografía en la UIB y expresidente del grupo ecologista GOB: «La historia familiar es que cayó víctima de un engaño del enemigo en el frente. No era afecto a los golpistas. Simplemente, obedeció como militar. Venimos de una familia muy trabajadora, perseverante, payeses que habían prosperado. No hay gente de derechas, más bien al contrario». Otro familiar es Maties Salom, director adjunto de IB3 en 2008. El Gobierno de izquierdas cambió el nombre de la calle Capità Salom en 2009 por el del rey de Aragón Alfons el Magnànim.