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filaucía

Del gr. philautía «egoísmo».

1. f. desus. amor propio.

Hace semanas, los medios de comunicación se hacían eco de que el Ayuntamiento de Vilagarcía de Arousa no sacaría los camiones cisterna para la fiesta del agua; al tiempo que, en las imágenes de televisión, se veía a vecinos manguera de ducha en mano lanzando agua por las ventanas y balcones a grifo abierto; con la calle abarrotada de gente con todo tipo de artilugios para empapar al más próximo.

Durante la fiesta de la Tomatina de Buñol, otra mítica batalla entre semejantes, deja las calles de dicha población necesitadas de manguera para recuperar su habitual uso y la rutina del paso de los vecinos. En las fugaces imágenes, que nos muestran los medios de comunicación, se ven camiones cisterna echando agua a mares.

Desde la organización de la batalla de Canamunt i Canavall, en Palma, declaran que los 18.000 litros de agua tirados durante la bélica festividad no igualan a los litros usados para regar media jornada de un campo de golf… Vamos, que su despilfarro es excusable por que otros gastan más. No se han atrevido a compararse con el consumo de hoteles.

No soy técnico en la materia e imagino que usar, para estas celebraciones, agua de depuradora podría causar problemas de salud en caso de ser ingerida, pero lo que si tengo claro es que, aviso de sequía sobre aviso de sequía, se me hace muy difícil entender la imperiosa necesidad de celebrar, lo que sea, arrojando agua al suelo o comida; que seguro tendría muy buena acogida en más de un lugar.

A los agricultores, que sufren severas restricciones en el suministro del agua, podríamos consultarles cuánto les ayudaría esos escasos miles de litros del preciado bien; lo mismo a las poblaciones de compatriotas que tienen horas al día sin abastecimiento; como los amigos de El Borge, en Málaga.

Tan culpables son los organizadores, como los miles de descerebrados participantes que no ven más allá de su propio jolgorio; alardeando de una total desidia en un problema que nos atañe a todos, incluso a ellos mismos.

Sé que estas líneas se hacen incómodas hasta para el que las ejecuta, parece que los festejos no son criticables, que los jóvenes tiene derecho a divertirse, pero es que vemos la paja en el ojo ajeno, y no vemos la viga en el nuestro.