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En el mítico Hotel Palace de Madrid vivió durante trece años un periodista más mítico aún: Julio Camba. Un escritor al que no le gustaba escribir, quizás porque lo hacía para sobrevivir. Para comer. El articulista había nacido en Villagarcía de Arousa, en 1882, y de joven se enroló en algunas revistas anarquistas. En 1906 tuvo su primer gran disgusto: Le implicaron en el atentado contra Alfonso XIII el día de su boda y, tras el susto, decidió alejarse de los movimientos extremistas. Luego fue contratado por publicaciones de izquierdas y acabó siendo la estrella del ABC. Fue corresponsal de guerra y enviado especial a las principales capitales. El periodista total. Cuentan que fue el ‘negro’ (la pluma en la sombra) del financiero mallorquín Juan March durante la República y tras la Guerra Civil siguieron siendo amigos íntimos. Tanto, que muchos sostienen que Camba pudo vivir trece años en el Palace, en la habitación 383, porque las facturas las pagaba don Juan. Y eso que un cuarto costaba 1.500 pesetas la noche, que para la época era una fortuna. Allí, en el último piso, de 1949 a 1962, el periodista gourmet fagocitaba novelas de intriga de autores ingleses y vivía prácticamente en la cama, junto a una mesita de noche repleta de libros y un teléfono anclado en la pared, sobre su cabeza. Más listo que el hambre, a pesar de que no tenía formación universitaria (o quizás por eso), Camba tejió su leyenda final en aquel cuartucho del hotel Palace, al final del pasillo y junto al cuarto de planchar. Un cuchitril decadente y no una suite imperial, que Juan March pagaba y el mallorquín podía ser muchas cosas, pero tonto no.