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Debido a la inesperada escasez de tránsfugas, y su negligencia a la hora de cumplir su obligación, no hubo tamayazo y el candidato del PP no pudo ser investido presidente de España. Por suerte para el PSOE, Felipe González y Guerra ya no son diputados. Así que hemos pasado el fin de semana, y también el lunes, escuchando de voces políticamente autorizadas (analistas, tertulianos, politólogos, comentaristas) la famosa pregunta «¿Y ahora qué?». Pregunta que, naturalmente, admite docenas de respuestas a cual más caprichosa y peregrina, pero todas prolijamente argumentadas. Como somos una nación (perdón, naciones) de fulleros, ludópatas y apostadores, obsesionados con la bolita de la ruleta y audaces pronosticadores, muy charlatanes además, unos ya han asegurado que pase lo que pase será investido el señor Sánchez, y otros acaso más realistas (lo que es un lastre a la hora de adivinar y responder a esa pregunta) profetizan que habrá repetición de las elecciones. Sobre todo desde que los independistas catalanes elevaron su propia apuesta, y sus exigencias soberanas, que es lo que hacen siempre y a nadie debería extrañar. Lo han hecho toda la vida, y tampoco tiene mucha importancia esa segunda condición del referéndum, porque la primera, la amnistía de marras, sólo era realizable muy vagamente, de forma aproximada y simbólica. Y ellos quieren lo que quieren, sea o no democrático, sea posible o imposible, nada de aproximaciones vagas. Todo lo demás les trae sin cuidado, se la sopla. A qué preocuparse por la segunda exigencia, o cualquier otra que surja, si no se puede ni con la primera. Así que los expertos mencionados, apuesten por lo que apuesten, mantienen paralela y tácitamente la gran pregunta. Y ahora qué. Quizá la primera pregunta de la humanidad, aún de actualidad permanente. Y ahora qué. Ganas me dan de decir que ni lo sé ni me importa, pero eso estaría muy feo, contrariaría a nuestros numerosos augures (hoy en día informar es augurar), y tampoco respondería al interrogante en cuestión. Un tercer grupo de parlanchines afirma que todo es teatro, añadiendo así más teatro y ninguna certeza. En fin, sea lo que sea que al final ocurra, Gobierno de Sánchez o repetir elecciones, seguramente tampoco durará mucho. Y entonces volveremos a preguntarnos y ahora qué.