TW
2

La última legión (Dough Lefler, 2007) es una cinta, no rigurosamente histórica, sobre el muro de Adriano, la mítica Novena Legión, y la caída del Imperio romano. Este episodio fue un claro ejemplo del fracaso de ideas como la del emperador Adriano de «mantener intacto el imperio.» Josep Borrell declaró que el mundo es una jungla, frente al jardín europeo; un primer mundo separado por vallas. La falta de memoria histórica, analizada desde Confucio hasta Freud, conduce a repetir errores. Éstos se han reiterado la pasada semana en el fracaso de la reunión de los líderes de la UE en Granada. Los inmigrantes consumen recursos que deben dedicarse a los nacionales; esta es la razón aducida para bloquear el acceso a las personas que se juegan la vida en el Mediterráneo. ¡Que se queden en África, y si llegan devolverlos inmediatamente! Pero, primero, conforme a las leyes que nos hemos dado, no se puede devolver a una persona que pide asilo. Segundo, por cada 100 inmigrantes en situación irregular (con datos de antes de la guerra de Ucrania), menos de 10 habían entrado por el Mediterráneo. El 90 % de esos inmigrantes irregulares «que consumen recursos» son latinoamericanos que han entrado con un visado turístico y se han quedado. Tercero, de la población inmigrante que pide asilo en España, los africanos representan menos del 10 %. Cuarto, no hay ninguna ayuda especial por el hecho de ser extranjero. Quinto, en un año, entran por el Mediterráneo en la UE, unos 200.000 inmigrantes en total, con una mortalidad para ese periodo de unos 3.000. Son cifras publicadas por organismos oficiales de la UE y de España. Con la guerra en Ucrania, sus fronteras con la UE (contando ambos sentidos) son atravesadas, según Ylva Johansson, unas 250.000 veces por semana, cifra mayor a la del Mediterráneo en todo un año. Más de 6 millones de ucranianos entraron en Europa desde el conflicto y España acoge a 200.000. Pero ellos son cristianos, blancos y de ojos claros. Huyen de una guerra, y por supuesto que deben ser atendidos. Pero los negros mayoritariamente musulmanes, también vienen en muchos casos de guerras, incluso algunas provocadas por la avaricia de Occidente, y los dejamos ahogar en el mar. El derecho de asilo no distingue color o religión, pero nosotros sí ¿Cuál es la consecuencia de esa discriminación del islam? La desesperación los lleva a adoptar actitudes fanáticas, wahabia, salafía o yihadismo. Según Seth G. Jones (2014) su crecimiento ha sido exponencial. Se sienten odiados, y reaccionan a la islamofobia radicalizando su fe, y la necesidad de castigar a los herejes con ejecuciones y terror. Existe casi un centenar de grupos salafistas yihadistas. El mapa creado por Kathryn Tyson (Critical Threats Project at the American Enterprise Institute) el pasado septiembre, muestra que ya la gran mayoría de los países africanos tienen insurgencia, ataques, o son transitados por estos activistas. Podemos seguir en nuestro «jardín,» protegidos por Frontex, nuestra Novena Legión, de espaldas a la realidad, mientras crece la rabia y el odio en esa «jungla» de Borrell, hasta que nos explote como en Gaza, y se quiebre el muro de Adriano.