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Desde hace una semana y dos días resulta necesario huir, evadirse de la realidad. Evitar los telediarios, escaparse de la furia de las redes sociales. Mantenerse al margen para evitar el enfrentamiento. Hasta que el sábado por la noche llega al WhatsApp un mensaje con un vídeo en el que van a revelar ‘la verdad’. Hay estos días una mezcla de vergüenza ante el silencio y los hechos omitidos en las últimas décadas. Y surge la rabia de ver los edificios aniquilados, la huida despavorida, los hospitales arrasados y repletos, las carreteras atestadas, las lágrimas de los reporteros. No hay burbuja de bienestar artificial que calle la verdad. Entonces llega ese mensaje y nos recuerda que miles de personas están huyendo de sus casas, que hace una semana hubo bombardeos. Que el silencio no oculta la muerte.