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Alguien ha dicho: «La sonrisa es la tarjeta de visita de las personas saludables».

Las personas sanas, saludables y profundamente humanas saben sonreír.

La sonrisa es una actitud psicológica de capital importancia. Si la sabemos distribuir gentilmente, nos humaniza de verdad.

Las caras adustas y cerradas no consiguen nada y bloquean la comunicación y el diálogo.

Sepamos sonreír. La sonrisa es una llave que abre muchas puertas. Es un medio excelente para el intercambio personal fructífero.

La sonrisa, cuando es natural y sincera, tiene una fuerza irresistible y es capaz de derribar barreras de incomprensión que parecían infranqueables.

La sonrisa siempre cae bien y abre muchos caminos.

La sonrisa cuesta poco y sirve para mucho. Ejercitémosla con naturalidad y buen gusto.

Y termino esta reflexión con un proverbio escocés: «La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz».