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cultipicaño, ña

1. Adj. fest. Culto y picaresco conjuntamente.

Se nos llena la boca a la hora de defender nuestra democracia como madura, pero los hechos dejan mucho que desear. Si en una canción se rima «los Borbones son unos ladrones» el peso de la justicia cae con saña sobre el artista, aunque la frase no sea una metáfora; si eres titiritero y en tu fábula muestras pancartas donde escribes «Gora alka-ETA», que literalmente no quiere decir nada, las autoridades te pasean por los calabozos y mantean tus enseres; si se te ocurre exclamar un «¡me cago en dios!» la asociación de abogados cristianos hacen de tus días un calvario; y no se te ocurra procesionar un «santo coño», si no quieres pasar el resto de tus días visitando juzgados hasta la extenuación. Parece que en todos los supuestos, los gobiernos pertinentes de nuestra liberal nación, se han tomado el tiempo y las medidas necesarias para crear una ley que ampare a los posibles afectados o humillados por tus «artísticas» reflexiones.

Como demócrata consolidado echo de menos jurisprudencias que amparen el honor de muchos otros conciudadanos a los que nos ofende ver gestos fascistas en espacios públicos; y me resulta difícil comprender que oculto interés o pavor coarta a nuestros políticos, especialmente los años de gobiernos supuestamente de izquierdas, pero la evidencia es que se les agotan los mandatos reglamentando causas más ‘importantes’ que aprobar leyes contra la exaltación del franquismo.

Estos días es fácil ver en lo medios de comunicación imágenes de banderas preconstitucionales en manifestaciones en salvaguarda de España y en contra de la fragmentación del país; manos en alto a la más pura estética facha, mientras gritan su defensa de la Constitución… paradójicas escenas, de difícil acreditación y de dudosa madurez democrática, además de ser acciones extrañamente impunes.

Disfrutamos de una democracia sana y tan adulta como para no admitir el debate monarquía frente a república; que una grande y libre no deje espacio al coloquio acerca de los posibles beneficios de un estado federal; que el fascismo cabalgue libremente por nuestras avenidas y acalle cualquier expresión o derecho que les incomode. Cuando la realidad sigue siendo que a rey muerto, rey puesto.