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Las entidades de Balears que llevan viviendo desde hace años de las protestas y reivindicaciones planteaban hace unos días en una concentración (en este caso justificada, legal y democrática, por supuesto) que no es lícito protestar contra el acuerdo entre PSOE y Junts que incluye la amnistía. Las entidades que han cobrado decenas de miles de euros en subvenciones están exigiendo al resto de ciudadanos, los que pagan impuestos para que ellos puedan tener ayudas, que no salgan a la calle para denunciar que Sánchez haya negociado con un prófugo de la justicia que declaró la independencia de Cataluña de manera ilegal y que se negó a ajustar cuentas con la Justicia.

Yo imagino que en la sede del PSOE balear (Negueruela style) llamaron a todas las entidades afines para que pidiesen el fin de las protestas ante las concentraciones de los últimos días en las sedes socialistas, pero realmente la foto de este acto fue bastante triste y su influencia ha sido nula. Solo faltó Jordi Mora, de PIMEM, la única patronal, por cierto, que no ha criticado que Negueruela llamase explotadores a los empresarios.

Este debate que se ha generado resulta realmente llamativo porque hasta el portavoz socialista Cosme Bonet criticaba que la presidenta del Govern pudiese manifestarse contra el acuerdo de Sánchez y reiteraba que estos pactos hay que respetarlos. No hacerlo no es de demócratas, argumentaba.
Recomiendo a la presidenta del Govern que tome nota del nuevo estilo de los socialistas ante las protestas ciudadanas. Si los profesores organizan en los próximos meses una manifestación contra la libre elección de lengua, Cosme Bonet debería ser el primero en defender el derecho democrático del Govern de poder aplicar su política lingüística, que al fin y al cabo es la voluntad de los ciudadanos. Por eso Bonet y sus compañeros de partido se deberían negar a participar en protestas y denunciar las que se convoquen, pero eso evidentemente no pasará. Porque aquí lo que les gustaría prohibir es que la gente proteste, que no salga a la calle, que no se indigne con el trato de favor a un prófugo, y que siete votos hayan provocado aprobar una ley que hasta hace unos meses era inconstitucional.

Ya les aviso que esta investidura de Sánchez les va a salir muy cara a los socialistas. Como ya ha ocurrido en Madrid, si estuviese en el pellejo de Negueruela, Armengol o Bonet me preocuparía en que el PSOE no se convierta en la tercera fuerza política de Balears. El desgaste que van a sufrir será tan duro que las protestas se recordarán como un mal menor. Sánchez va a convertir el PSOE en un solar y se agradecería un poco de dignidad y que algún valiente se salte el discurso oficial, que no se sostiene de ninguna manera.