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El sionismo ya ha perdido, lo dice el famoso escritor sionista Ari Shabet en un artículo titulado «Israel da su último aliento», publicado en el periódico hebreo Haaretz. Un último aliento que también se lleva por delante al eje Gran Bretaña-EEUU, a la Unión Europea y hasta a la ONU (padres de la monstruosa criatura sionista que llevan 75 años alimentado y protegiendo), así como a la cacareada «superioridad moral de occidente» que, por otra parte, nunca existió.

Los esfuerzos de la socialdemocracia por salvar, «in extremis», a la UE con el intento de reconocimiento del estado palestino, pendiente desde 1948 tras la nefasta resolución 181 (de aquellos polvos estos lodos), llega tarde y contrasta con las violaciones de la entidad sionista, incluso durante la tregua. Porque mientras liberan algunas mujeres y menores, encarcelados durante años, muchos sin causa establecida ni límite temporal, siguen matando y deteniendo de forma arbitraria, incluso torturando a cientos de nuevos rehenes palestinos, como documenta AI y vemos en TV. Un sionismo enloquecido que insiste en continuar con sus planes de ocupar Gaza y con los asentamientos ilegales en Cisjordania.

En poco más de un mes, solo en Palma se han realizado 5 concentraciones, tres manifestaciones y varios actos informativos. Puede que lo peor esté por llegar, pero en la conciencia colectiva de los pueblos del mundo, incluso del pueblo judío al que nunca representaron, el sionismo y sus crímenes ya no tienen justificación.