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Parece que a Pablo Motos no le gusta que hagan chiste a su costa. Tampoco a Israel le parece bien que insinúen que esté realizando un genocidio en Gaza. Según Bob Pop, Motos pide explicaciones por teléfono en un tono que delata una cierta advertencia a aquellos que han osado burlarse de él o de su programa. Tal vez por tacharlo de machista ya que le place babosear a sus entrevistadas. Israel convoca a la embajadora de España porque no le hacen ni pizca de gracias las palabras de Sánchez con respecto a las 13.000 muertes de la población civil de Gaza. En un caso piden libertad de expresión por hacer chistes malos sobre enanos pero no sientan bien los chistes que se hagan a costa de la poca altura humana de Motos, lo cual no deja de resultar curioso y sintomático. Israel olvida la Segunda Guerra Mundial y ataca a todo aquel que ose discutir su prolongada masacre en Gaza. Realmente todo esto no resulta extraño. Cuando uno es líder en audiencias y se cree con el derecho de imponer su marca, la marca hormiguero, por encima de las demás televisiones, no lleva bien que se le busquen las cosquillas. El sentido del humor no tiene doble dirección sino tan solo la que quiere marcar Pablo Motos con su jeta de hormiga pelirroja. Israel se defiende de una agresión aberrante pero luego la conduce más allá porque en realidad aquella agresión libera lo que en realidad siempre han pretendido: eliminar como sea la franja de Gaza sin reparar en víctimas civiles. Lamento que la embajadora de España sea convocada tan frecuentemente, de buen seguro debe soñar con que a Sánchez le pongan un esparadrapo en la boca, «qué diantres ha dicho ahora» y que la gestapo israelí llame a su puerta para tocarle las narices. Y lamento también aquellos que han sufrido el aviso telefónico o no telefónico del tal Motos, recordándolos que Pablito se lesionó un brazo haciendo guantes en el gimnasio con que tampoco es gran cosa para realizar advertencias a diestro y siniestro.