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En estos últimos años estamos presenciando, con impotencia e indignación, como se deja inerme al Estado, primero, se indulta y amnistía a quienes intentaron quebrar el sistema, después, y se dilucida el futuro de España clandestinamente en el extranjero entre un partido que perdió las elecciones y otro representado por uno prófugo, malhechor y chantajista con menos votos que el PP en Cataluña.

Una vez cumplida la imposición de la amnistía, con cero preocupación para la UE, ahora toca pautar las otras a las que se sometió el PSOE, entre ellas el referéndum de autodeterminación. Por si fuera poco, y como corolario al reconocimiento de que la insurrección era legítima, se crean comisiones para que los golpistas puedan perseguir el contubernio de la cloaca judicial, a las togas fascistas, o sea, a los jueces que defendieron el Estado y la ley, en un asalto a la Justicia sin precedentes en Europa. Comisiones que podrán dañar la seguridad nacional poniendo en la picota al mismo CNI, haciéndole responsable de los atentados yihadistas de las Ramblas, sueño húmedo del soberanismo catalán.

Y para que no falte nada en este mafioso chantaje, Sánchez admite la figura de verificador que dé fe del cumplimiento de los acuerdos entre los gobiernos de España y de Cataluña, a los que el Ejecutivo llama acompañantes en un intento inútil de rebajar la humillación. El broche mafioso lo ha puesto Puigdemont remitiendo al presidente por correo certificado la cabeza del caballo que recibió como advertencia de, que de no cumplir lo pactado, facilitaría una moción de censura. ¿Cómo el futuro de un país democrático de casi 50.000.000 de habitantes puede decidirlo un partido con menos de 400.000?

El sistema del 78 está herido de muerte. La Constitución y las instituciones que un día sirvieron para traer la democracia y la libertad hoy han facilitado a un aventurero sin escrúpulos, carente de un mínimo vigor moral, para satisfacer sus intereses, abrir la puerta a la destrucción del Estado, transitar por el autoritarismo y animalizar a media España. El PSOE que entonces fue fundamental para tan gran logro, hoy, rendido y sumiso a los insurrectos, se ha traicionado a sí mismo y a España de la manera más ruin.