La dictadura llevaba implícita la censura. No se podía hablar de Franco ni de su círculo familiar. El escándalo amoroso del cuñado Serrano Súñer ni se intuyó. Juan Carlos I heredó esa prebenda. Aunque nada impedía hablar de sus correrías y de sus primeros negocios, nadie lo hacía. Estas cosas se silenciaban para no perjudicar al nuevo régimen que estaba amenazado por golpistas y terroristas. Eso cambió mucho más tarde, cuando llegaron Corinna y sus cacerías. Entonces todo saltó por los aires y se reveló la historia nunca contada del Rey. Salieron amantes y se publicaron comisiones multimillonarias pagadas por empresas del IBEX para conseguir contratos en el extranjero. Don Juan Carlos abdicó. Jueces y fiscales acudieron a su rescate, y aún así se vio forzado a vivir en el extranjero.
Ay, los ingleses
Palma23/12/23 0:29
También en Opinión
- «El menorquín es balear, el andaluz es español, pero el mallorquín no es catalán»
- Gran presentación en sociedad del nuevo Los Rafaeles
- La mujer que denunció a un conductor del TIB: «Me dijo que si quería hablar el catalán fuera a Cataluña»
- El conductor que provocó el accidente mortal en la carretera de Can Picafort iba drogado y borracho
- Tiene 24 letras, es el apellido más largo en España y sólo está en Mallorca
1 comentario
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
No sólo los medios ingleses han aireado el tema de las manifestaciones -no contrastadas- de ese señor del que usted nos habla, sino los de muchos países distintos de la pérfida Albión. Aquí un silencio atronador (valga el manido oxímoron).