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Niños hiperregalados, un término que se ha visto en varios medios de comunicación estas últimas semanas con motivo de las fiestas de Navidad y Reyes.

Soy maestra y, como tal, muchos niños de entre 8 y 11 años, me han contado qué han recibido por parte de Papá Noel y los Reyes Magos. En el proceso me he llevado una sorpresa, no de buen gusto a mi parecer.

He de destacar la gran cantidad (innecesaria en mi opinión) de regalos que han recibido la mayoría de los estudiantes; según mis cálculos un 70% aproximadamente.

Si bien cada uno es libre de entregar en su casa los regalos que quiera, vamos a analizar por un segundo las opiniones y las reacciones de los niños. Se han creado dos bandos, aquellos que alegaban que cuántos más regalos mejor y aquellos que le restaban importancia a la cantidad y valoraban más la calidad.

En primer lugar, he podido observar el valor que estos niños y niñas dan verdaderamente a los regalos que reciben.

Sinceramente, ha sido una pena la mayoría de comentarios en los que he podido escuchar cosas como: «pero lo que de verdad importa es la cantidad, eso es mejor. La calidad da igual. Cuantos más regalos mejor». No saber apreciar el valor de las cosas más allá de su precio o de la cantidad de regalos que te den, hace que sean niños difíciles de complacer. Curiosamente, aquellos a los que más le han dado y menos han apreciado son los alumnos que en clase me presentan más problemas de conducta y de obediencia ante pautas o normas básicas de comportamiento.

En segundo lugar, hay que reconocer que no todos los niños que reciben más están más contentos. Tal vez a los padres les de esas sensación, pero han llegado a verbalizar en el aula cómo un regalo ha sido inútil o innecesario.

Por ejemplo el caso de una alumna a la que le han regalado un juego de mesa que, ella misma admite: «ya tengo demasiados, no hacía falta».

Finalmente, he de confesar que me ha entristecido cómo aquellos que recibían más se burlaban de aquellos que, en mi opinión, les han regalado una cantidad adecuada.

Creo que es importante mentalizar a los niños y niñas, antes de volver a la escuela, de que no todos han podido recibir lo mismo, pero que no es nada malo ni algo por lo que hacer daño. Igualmente a aquellos que no recib en tanto, hacerles ver que no es nada por lo que sentirse avergonzado.

Con todo esto pretendo que se reflexione, que pensemos realmente en sus necesidades antes que en las nuestras, las de los adultos. Ya que a veces regalamos a los más pequeños aquello que nos faltó y no nos damos cuenta del daño que puede hacerles.