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La naturaleza de la entidad sionista ocupante de Palestina la definen las declaraciones de algunos de sus máximos dirigentes.

Netanyahu, invocando la historia bíblica: «No perdonéis a nadie, matad por igual a hombres y mujeres, niños y lactantes, bueyes y ovejas…». Presidente Herzog: «Es toda una nación la responsable…y lucharemos hasta romperles el espinazo». Ministro de Defensa Gallant: «Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia». Ministro de Seguridad Nacional Ben-Gvir: «…cuando decimos que hay que destruir a Hamás, también significa a los que celebran, a los que apoyan y a los que reparten caramelos: todos ellos son terroristas y también deben ser destruidos». Ministro de Patrimonio Eliyaahu: «El norte de la Franja de Gaza, más hermoso que nunca. Todo está bombardeado y aplanado, simplemente un placer para los ojos…». Vicepresidente de la Knesset (parlamento) y miembro del Comité de Asuntos Exteriores y Seguridad, Vaturi: «Ahora todos tenemos un objetivo común: borrar la Franja de Gaza de la faz de la tierra».

Declaraciones avaladas por cifras de muerte y destrucción, en Gaza y en Cisjordania. Mientras, la respuesta al fallo de la CIJ del sionismo y sus aliados es el intento de destruir la UNRWA, lo que afecta a la ayuda humanitaria pero también al estatuto de refugiada a la población palestina que podría convertirse en apátrida, sin derechos. ¿La UE espera a que se complete el genocidio para darse golpes de pecho? Muchas máscaras están cayendo.