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El presidente Galmés cumple con el programa electoral que eligieron mayoritariamente los mallorquines; un programa centrado en resolver los problemas de la ciudadanía mediante políticas coherentes y sensatas, avaladas por los técnicos y refrendadas por la voluntad popular. La movilidad es uno de los principales problemas fruto de la dejadez y la aplicación de criterios sectarios que incomprensiblemente habían desplazado la profesionalidad y el rigor en el que deberían ampararse siempre las decisiones políticas.

Mención especial le corresponde al mal llamado carril bus VAO porque ni ejerce las funciones de un carril bus real ni actúa como vial descongestionante. Es una idea mal copiada de la movilidad de grandes ciudades, pero sin incorporar espacios útiles ni estudiar las necesidades de acceso, convirtiéndose en un carril prácticamente vacío las 24 horas de día y obstruyendo nuestra circulación.

Desde el momento que el actual equipo inició actuaciones para eliminar el ineficaz VAO, ha surgido un sospechoso e injustificado bloqueo por parte de la Administración estatal. De nada ha servido la petición de reuniones técnicas ni políticas ni el envío de informes del titular de carreteras, ni las valoraciones de la EMT, ni las estadísticas de aumento de accidentes y atascos. El Gobierno de Sánchez ha desatendido toda demanda y ha despreciado toda información en muestra del más absoluto desinterés hacia nuestra tierra y a los que fueron elegidos para gobernarla. Ahora, hemos conocido la voluntad sanchista de imponernos franjas horarias, con tres tipos de circulación y horarios, junto una ridícula variedad de paneles luminosos indicativos. Es una muestra de que la disposición actual del VAO no era necesaria y que el empeño de Sánchez en tratar a Palma con la casuística de las grandes capitales está lejos de nuestra realidad.

Es inaceptable que se haga política desde la DGT atendiendo a criterios ideológicos en un asunto tan delicado como es la circulación. Parece evidente que lo que Sánchez no ganó en las urnas quiere imponerlo por la puerta de detrás, la del BOE que controla desde el Estado. Por no hablar de la vergonzosa actitud de los partidos de Cladera y Alzamora que agachan la cabeza, olvidando que son representantes de los intereses de nuestra Isla.

Ni Sánchez conoce la realidad de Mallorca ni a la fracasada izquierda mallorquina le interesa dársela a conocer; prefieren asentir antes que tener altura política para defenderla. Dado los vientos de cambio que soplan en la izquierda balear, con una Armengol amortizada por el ‘caso Koldo’, nadie quiere moverse de la foto por lo que pueda pasar.

Con todo, la ciudadanía no se deja engañar. Lo demostró desalojando a Cladera por su nefasta gestión y lo manifiesta día a día apoyando la tenacidad del nuevo equipo de gobierno. Desde el grupo popular, tampoco dudamos en respaldar los pasos dados tanto frente al Estado como ante los tribunales.

Lo diremos siempre alto y claro: no queremos el carril VAO. Estuvimos sin él durante muchos años sin reclamo de los que ahora dicen ser sus defensores. Las carreteras obsoletas o la inseguridad en la red viaria de nuestra Isla empiezan a formar parte del pasado. Igualmente, el carril VAO quedará atrás como una pesadilla. El peso de la razón lo eliminará más tarde o más temprano, solo es cuestión de tiempo.