Imagen de las galeras al sol. | Daniel Da Costa

Viernes 26 de junio, pasé por la Catedral y no pude creer lo que vi. Con el calor que hacía al mediodía, los pobres caballos de las galeras parados allí al rayo del sol sin la más mínima protección, absolutamente nada de sombra ni cobijo. ¿Todo el día?, me pregunté. Sí, desde la mañana hasta las últimas horas de la tarde los pobres equinos aguantando el calorazo. Ellos no pueden defenderse, reclamar, son unos pobres animales cuyos dueños los torturan de manera inclemente. ¡Que alguien haga algo por ellos algún día!