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Internet ofrece tantas posibilidades que los defraudadores no han vacilado a la hora de apuntarse a la 'ciberdelincuencia'. La Guardia Civil, en una amplia operación efectuada en 16 provincias, entre ellas Balears, ha desmantelado un red de fraude en líneas telefónicas a través de Internet y ha detectado, al menos, la existencia de 200 perjudicados. En Eivissa ha sido detenido un menor y en Palma se han realizado gestiones en busca de 'phreakers'(defraudadores informáticos).

Los investigadores iniciaron las pesquisas de la llamada 'operación Milenium' este mismo mes, tras el arresto en Madrid de un individuo que se dedicaba a la compra por Internet con una tarjeta de crédito de otra persona.

GRUPO ORGANIZADO
El Grupo de Delitos de Alta Tecnología de la Benemérita pudo comprobar que este sujeto formaba parte de un grupo autodenominado 'COM 30', que cometía fraudes telefónicos y 'clonaba' tarjetas de telefonía móvil, entre otras operaciones fraudulentas. A medida que las investigaciones avanzaban la Benemérita confirmó que la estafa era mayor de la esperada y la operación se extendió a 16 provincias, entre ellas Balears.

En Alicante y Córdoba se detectaron otros dos grupos autodenominados 'X' y 'Danko', que utilizaban métodos muy sofisticados para, a través de tarjetas de prepago y portátiles, hacer llegar a otros componentes de esta red números de tarjetas de particulares. Internet era la 'autopista' utilizada. La organización también facilitaba datos e instrucciones precisas para conectarse a la 'red' defraudando a diferentes empresas del sector, mediante la manipulación de las líneas 900 gestionadas por ordenador y contratadas por estas compañías.

Las líneas 900 gratuitas son un servicio contratado por determinadas empresas con el fin de proporcionar a sus empleados y clientes especiales la posibilidad de conectarse a distancia y sin gastos al ordenador central. Sería, pues, el 'puente' para realizar transacciones mediante un nombre de usuario autorizado por la empresa y una palabra de paso.

Sin embargo, los 'ciberdelincuentes' conseguían estos datos de conexión de forma no autorizada, se conectaban a Internet de forma gratuita y contactaban con el número 900 de las empresas. El siguiente paso era manipular esas líneas para desviar la llamada al proveedor de Internet al que deseaban conectarse, cargando el coste de la llamada a las compañías.