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Las Islas respiraron ayer aliviadas por lo que pudo haber sido y no fue. Las predicciones meteorológicas anunciaban una tormenta con una intensidad ligeramente inferior a la del pasado fin de semana, es decir, se esperaban vientos de 130 kilómetros por hora, lluvias de hasta 100 litros por metro cuadrado en 12 horas, olas de 7 u 8 metros y nieve en cotas superiores a los 400 metros. Sin embargo, y aunque algunos de estos parámetros se dieron en algunas localidades de la Isla, especialmente en la zona norte, la borrasca pasó de largo, haciendo menos daño del esperado.

En la madrugada del miércoles al jueves se había producido ya el choque entre la corriente de aire frío del Norte y la de aire caliente del Mediterráneo y, por tanto, ya se había formado una depresión atmosférica importante. No obstante, con el paso de las horas, el cuerpo principal de la borrasca que ocasionaba el temporal se desvió y pasó por la franja de mar que separa Mallorca de Menorca y se dirigió hasta Catalunya, donde descargó toda su furia. Esta situación provocó que la máxima intensidad de la tempestad se registrara por la noche, cumpliéndose entonces las previsiones en algunas localidades.

De hecho, en Lluc se recogieron 238 litros de agua por metro cuadrado, más 23 de la tarde, y en Sóller, concretamente en es Marroig, los registros alcanzaron los 190 litros por metro cuadrado, mientras que en Valldemossa se llegó a los 101 litros. En lo que se refiere a los vientos, también a las mismas horas destacan los 129 kilómetros que alcanzaron en la costa de Capdepera, los 100 kilómetros por hora que se dieron en Valldemossa y los 88 de Pollença.

Para el día de hoy, según la Dirección Provincial del Instituto Nacional de Meteorología, se mantiene el riesgo de lluvias con 60 litros por metro cuadrado y vientos de 80 kilómetros, en unas previsiones no tan extremas como las anteriores. Para mañana, sábado, se prevé una mejoría general del tiempo, con vientos flojos de intensidad moderada.