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EFE-FILADELFIA Los nueve mineros que estaban atrapados en una mina de Somerset (Pensilvania, EEUU) fueron rescatados con vida en la madrugada de ayer después de permanecer tres días a 73 metros de profundidad. Los equipos de rescate han calificado como un «milagro» el resultado de las tareas de búsqueda, que se vieron dificultadas por una serie de reveses, mientras el gobernador de Pensilvania, Mark Schweiker, afirmaba que, al parecer, los nueve mineros se encuentran «en buen estado».

Los efectivos de salvamento lograron hacer un agujero en la cavidad donde se hallaban atrapados los mineros, lo que permitió introducir una línea telefónica. «Están todos ahí, los nueve. Hemos hablado con ellos por teléfono», explicó uno de los miembros de los equipos de rescate. El primer minero en abandonar la mina fue Randy Fogel, de 43 años, quien fue recibido con aplausos y emoción por los familiares de los atrapados, que desde hace días permanecían en una vigilia en los alrededores de la mina de Somerset. El último que salió lo hizo unas dos horas más tarde. Los equipos de rescate habían reanudado el sábado la búsqueda con la convicción de que se acercaban a los mineros, pese a una serie de reveses que hicieron temer por la marcha de las operaciones.

El viernes, la rotura de una pieza de la perforadora de 680 kilos con la que se cavaba un agujero provocó la paralización de las tareas de rescate. El accidente se produjo el miércoles cuando un grupo de mineros trataba de perforar la mina de carbón Quecreek, que está abandonada desde los años 50 en Somerset.

Según las primeras investigaciones, el accidente se originó cuando los mineros abrieron una pared que separaba el lugar en el que trabajaban de otra explotación abandonada e inundada, lo que causó que 200 millones de litros de agua anegaran la mina. Confundidos por unos mapas incorrectos, los mineros creían que la mina inundada estaba a cien metros de distancia, según fuentes oficiales, que anunciaron la apertura de una investigación.