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De momento, no se ha registrado ninguna cancelación de turistas o visitantes que tuvieran previsto pasar unas noches en las celdas de Lluc. Desde el Santuari se llevó a cabo ayer un llamamiento para que no se produzcan cancelaciones de estancias programadas en el recinto, lo que agravaría aún más la difícil situación.

Rafael Bosch, el portavoz del Govern, recordó ayer en una rueda de prensa que el tornado afectó también a las dependencias del colegio concertado de la Escolanía, que no podrá comenzar el curso hasta el lunes cuando los demás centros educativos de las islas lo hicieron el jueves, y también se puso a su disposición para ayudarles en lo posible.

El conseller dijo que la Conselleria pondrá al servicio del santuario el apoyo técnico que puedan requerir, con aparejadores, ingenieros o arquitectos que ayuden a elaborar un proyecto de rehabilitación y reparación de los desperfectos.

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Bosch lamentó también los daños personales ocasionados por la tormenta, que causó tres heridos leves, entre ellos una religiosa.

En cinco minutos

Tal y como adelantó este diario, el cap de fibló llegó minutos después de la medianoche del miércoles al jueves. En cinco minutos, el tornado voló más de 8.000 metros cuadrados de tejas, tiró ventanas y paredes, y arrancó árboles. Cientos de cristales se rompieron y el gran reloj de la fachada reventó.

Cuando pasó, el santuario quedó sumido en el caos más absoluto. Los tres heridos fueron atendidos por los servicios médicos y la carretera de acceso quedó provisionalmente cortada, mientras se despejaba de ramas y árboles. Los daños materiales fueron cuantiosos.