Un gran número de agentes, medios de comunicación y curiosos se han concentrado en el lugar donde ha aparecido enterrada la mujer. | Alejandro Sepúlveda

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Axel no mentía: Gisela estaba enterrada en el jardín del lujoso chalet de la pareja. En una jornada frenética, la Guardia Civil detuvo ayer al empresario alemán fugado y encontró el cuerpo sin vida de su novia en un acantilado de Canyamel, frente al mar. El sospechoso insistió en que la encontró muerta y decidió enterrarla, pero los investigadores creen que la asesinó. La mujer presentaba un fuerte golpe y el cuerpo estuvo dos o tres días oculta en la casa.

Durante la noche, la Comandancia y la Policía Judicial de Manacor montaron un gran operativo de espera en la Vía Costa número 107, en la urbanización de Canyamel (Capdepera). Horas antes, Axel Albert Otto Hellebrand, un empresario alemán de 62 años, había confesado a una amiga que encontró a su compañera muerta, se asustó y decidió enterrarla en el jardín. Después, simuló su desaparición y él se fugó. Con la noche cerrada era imposible inspeccionar la vivienda, así que quedó en la zona un retén de guardia y a primera hora de la mañana regresó la Policía Judicial.

Detención

De forma paralela, los investigadores buscaron a Axel, que se había esfumado tras su confesión y se había llevado el dinero y las joyas de la pareja, guardadas en una sucursal de la Banca March. El objetivo, pues, era doble: hallar el cadáver y detener al alemán huido. «Tiene que estar cerca, porque no tenemos constancia de que haya abandonado la isla. Es cuestión de tiempo», aventuró un mando policial a primera hora. Sobre las diez, las previsiones más optimistas se cumplieron. Un helicóptero del Cuerpo sobrevoló la playa de Canyamel y el ruido puso nervioso a Axel, que salió de su escondrijo.

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El resto fue sencillo: la zona estaba plagada de patrullas, así que fue localizado y detenido instantes después. El hombre estaba nervioso y desorientado y fue trasladado a su chalet, el que compartía con Inge Gisela Freifrau von Stein, que cuando desapareció tenía 66 años. La jueza de Manacor y la forense se desplazaron hasta la vivienda, donde ya esperaba Axel. Tras algunos momentos de tensión, finalmente señaló el lugar del jardín donde había enterrado el cuerpo de su pareja, presumiblemente el 14 de agosto pasado, el último día que alguien vio con vida a Gisela.

La excavación fue compleja y lenta porque era importante no destruir pruebas ni indicios. Mientras algunos agentes trabajaban en el jardín, otros peinaban el lujoso chalet, en busca de señales de lucha o de objetos contundentes con los que el empresario alemán pudo haber atacado a su novia.

La empresa funeraria se hizo cargo del cuerpo en descomposición de Gisela, después de que la forense lo examinara in situ, en el jardín. Hoy por la mañana está previsto que se le practique la autopsia, que determinará las causas de la muerte. Por la mañana, la Comandancia de la Guardia Civil informó de que «de momento» sólo se le podía imputar un delito de inhumación ilegal.

Axel escondió el cuerpo en un habitáculo de la casa dos o tres días, y después decidió enterrarlo porque se descomponía.