Abarca, escoltado por dos agentes de la Guardia Civil, en los juzgados de Inca en el mes de junio de este año. | Alejandro Sepúlveda

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La Fiscalía solicita una condena de 30 años y medio de prisión para Alejandro de Abarca por la muerte de Ana Niculai. El escrito de acusación del ministerio público considera que Abarca cometió delitos de asesinato, detención ilegal, robo con violencia, conducción sin permiso e incendio. En total, el ministerio público pide veinte años menos que las acusaciones particulares, ejercidas por los letrados Antoni Montserrat y Enric Patiño. La diferencia está en que éstas incluyen un delito más, de conducción temeraria y aplican otro cómputo de penas distinto.

En lo que coinciden básicamente las tres acusaciones en el relato de hechos. Según mantiene el fiscal superior, Bartomeu Barceló en su escrito, el 19 de julio de 2010, Alejandro de Abarca se ocultó en un aparcamiento de la calle Jerónimo Pou de Palma. Allí dejaba el coche de forma habitual Ana Niculai, que entonces tenía 28 años de edad. Cuando la joven bajó, el acusado se acercó a ella, la maniató, la amordazó y la metió en el maletero del vehículo que ella había aparcado. Le cogió 500 euros y con este dinero y en el coche fue al poblado de Son Banya. Allí compró heroína. Consumió una parte y para evitar que la víctima gritara le pinchó a ella al menos tres veces durante el día. Tras esta secuencia fue a Muro a ver a su hermano. De camino compró cinco litros de gasolina mientras la joven seguía en el maletero. Sobre las tres de la tarde volvió a Palma donde se le vio en el Porta de Sant Antoni. Tomó una cerveza en un bar y regresó a Muro otra vez. En torno a las ocho de la tarde fue al camí de s’Amarador con la joven en el maletero. Paró y roció con gasolina a la víctima y el coche y lo incendió. Ana Niculai murió asfixiada.

Además de la pena de prisión, el fiscal reclama a Alejandro de Abarca el pago 335.000 euros a la pareja de la víctima y a sus once hermanos como indemnización.