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La Policía Judicial de la Guardia Civil está rastreando las llamadas telefónicas de Andreu Coll, el empresario de Alaró que apareció asesinado dentro de su todoterreno en Bunyola, para saber con quién habló en sus últimas horas.

Se trata de aclarar si después de dar de cenar a su padre en Alaró, a eso de las once de la noche, recibió una llamada inesperada -o esperada- que le hizo acudir a una cita. Los agentes no creen que la intención de los agresores fuera asesinar al acaudalado empresario, pero quizás la situación se les fue de las manos.

Muchas pistas

Los implicados le golpearon de forma repetida la cabeza, en un lugar por determinar, y después trasladaron su cuerpo al maletero del Land Rover Defender de Andreu Coll. Es posible que el cuerpo apareciera con los pantalones bajados precisamente porque los asesinos lo movieron a toda prisa, ya que tenían que esconder el vehículo y el cuerpo en un lugar apartado, para ganar tiempo.

Los investigadores creen que si hubiera sido obra de profesionales, habrían quemado el todoterreno para borrar las múltiples huellas e indicios que dejaron.

El visionado de las cámaras de seguridad de bancos y de autopistas y carreteras continúa, en busca de alguna secuencia que recogiera el trayecto del Land Rover, entre Alaró y Bunyola. Uno de los implicados tuvo que conducir el vehículo, habida cuenta que el crimen se cometió en otro escenario, y llevarlo hasta las proximidades del cementerio de Bunyola. Luego, por lógica, alguien tuvo que recoger al conductor en un segundo coche y alejarlo de aquel paraje.

Andreu Coll Bennàssar tenía 57 años, estaba separado y tenía tres hijos, dos chicos y una chica. Últimamente se veía con una joven rusa, aunque parece que no se trataba de una relación seria. El Grupo de Homicidios sigue volcado en el caso.