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«Es lamentable y una vergüenza que por un billete de tren de 1,50 euros mi hija acabe en el médico, con golpes por todo el cuerpo y humillada delante de más de 100 personas por parte de un vigilante de la Estación Intermodal», relata Tomeu Palmer, padre de Marta, una mujer de unos 30 años que vivió, el pasado miércoles, una pesadilla.

«Mi hija salió de Marratxí -en dicha estación las máquinas de billetes no funcionan- en dirección a Palma. Durante el trayecto no hubo revisor y resultó imposible a todo el pasaje comprar un billete. A la llegada a la Estación Intermodal, las máquinas expendedoras estaban abarrotadas dado que nadie disponía del ticket. Tras una larga espera y al llegar tarde al trabajo, mi hija ofreció el dinero a los vigilantes de seguridad y le pidió que por favor la dejaran salir. En ese momento, uno de ellos (varón de 1,80 m. de altura y complexión fuerte), la retuvo, la comenzó a zarandear y golpear propinándole golpes en brazos y piernas, a la vez que le gritaba que era una delincuente y una caradura, todo ello ante más de 100 personas», concluye. La mujer, que ha denunciado al vigilante, precisó ser atendida médicamente.