PALMA. SUCESOS. JUICIO EN LA AUDIENCIA CONTRA ALEJANDRO ABARCA. FOTOS: ALEJANDRO SEPÚLVEDA | Alejandro Sepúlveda

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El fiscal superior calificó a Alejandro de Abarca como la «reencarnación del mal». En su turno de última palabra, el acusado intentó justificar el apelativo. Al tiempo que dijo que sólo le quedaba «pedir perdón a la familia» y darle sus respetos, volvió a incidir en su versión rocambolesca de que la joven se había ido con él por voluntad propia para consumir droga, dato que ni su propia defensa mantuvo en sus conclusiones. A Abarca lo único que le preocupó en su turno es que dijeran que le había quitado un billete de 500 euros a la víctima: «Yo llevaba 18.000 euros encima. Todo lo ponía yo. La droga la compré yo», aseguró para después intentar una desganada petición de perdón a la familia.

Tras estas palabras quedó cerrado el juicio y Abarca espera desde primera hora de la tarde de ayer que los miembros del jurado completen su veredicto que se podría producir en las próximas horas.

Antes de Abarca, las partes habían planteado sus conclusiones tras el juicio. La única novedad respecto a las peticiones iniciales está en que la defensa ha adaptado su relato a lo que dijo el acusado en el juicio. Así, de admitir un delito de secuestro y otro de homicidio ha pasado a calificar este último como un delito por imprudencia: esto es, que Abarca mató a la joven sin querer hacerlo en base a la explicación que dio el acusado de que se produjo una explosión en el vehículo. Como consecuencia de este cambio reclama una condena de seis años de cárcel en total ya que mantiene su petición de que se aplique una eximente incompleta al acusado por su consumo de drogas. «La actuación de mi defendido no fue correcta, pero no es la actuación típica de una persona que ha planeado matar a alguien», aseguró.

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Las tres acusaciones, que mantienen peticiones de 31 años y medio de cárcel en el caso del fiscal y de 47 en el caso de las acusaciones cargaron contra la versión que dio en el juicio. El fiscal superior, Bartomeu Barceló señaló: «Hizo uso de su derecho de mentir y estuvo mintiendo en todo». A esto añadió que Abarca es «una persona que no tiene sentimientos ni escrúpulos, es un personaje siniestro que supone la reencarnación del mal».

Angustia

Barceló también insistió en destacar la «situación angustiosa» que tuvo que vivir Ana Niculai durante las trece horas que la tuvo en el coche. El fiscal, con todo provocó ciertos comentarios en los familiares al dedicar buena parte de su intervención a rebatir alguno de los puntos en los que discrepa con las acusaciones particulares: él no acusa de un delito de conducción temeraria ni incluye un agravante de alevosía en el secuestro de la joven en el aparcamiento.

El letrado Enric Patiño insistió en que Abarca «se obcecó» con Ana Niculai después de verla en el bar en el que la víctima trabajaba dos semanas antes de los hechos: «Queria violarla o bien matarla desde un principio». Su compañero Antoni Monserrat, que defiende a los hermanos de la fallecida justificó la aplicación de un agravante por ensañamiento: «Le hizo sufrir todo el tiempo que la tuvo retenida».