El fallecido (a la derecha), junto al inspector jefe de Extranjería, en una fotografía de archivo. | Alejandro Sepúlveda

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Agentes del Cuerpo Nacional de Policía se hicieron cargo, a primera hora de ayer, del hallazgo del cadáver de un conocido mendigo que fue localizado en el interior del aeropuerto de Son Sant Joan.

Se trata de un ciudadano de nacionalidad holandesa identificado como Rene Johann Becker de 61 años de edad.

Sobre las seis de la mañana, varias personas alertaron a los equipos de emergencia de que el indigente en cuestión no respondía y que sospechaban que podría estar muerto.

Rápidamente, personal médico del complejo aeroportuario, una UVI móvil del SAMU-061 y agentes del Cuerpo Nacional de Policía se personaron en la terminal de salidas, pero no pudieron hacer nada para salvarle la vida. El facultativo certificó su muerte y, a falta de que se le practique la autopsia en el Instituto de Medicina Legal de Palma, todo apunta a que el fallecimiento fue provocado por causas naturales.

La noticia del fallecimiento de Rene Johann, conocido popularmente en su círculo de amistades, como 'El Barbas' causó una gran conmoción en el complejo aeroportuario. El holandés era una persona muy querida y apreciada, especialmente entre los indigentes que habitualmente tienen fijada su residencia en la terminal de salidas.

«Yo vivo en el aeropuerto y aquí estoy muy bien. Me quedo a dormir cerca de la oficina de la comisaría de la Policía Nacional y así evito que me roben y problemas con nadie. Son buena gente los policías y siempre se preocupan por nosotros», afirmaba el fallecido hace unos años en un reportaje publicado en Ultima Hora.

Fuentes próximas al caso han confirmado que el indigente tenía durante la temporada estival su residencia fijada en la terminal de salidas de Son Sant Joan donde era habitual verlo en compañía de otras personas.

«No era una persona conflictiva, más bien todo lo contrario. En invierno también lo teníamos controlado por la zona de un conocido supermercado de Can Pastilla. Prácticamente, se pasaba todo el día de una lado a otro con sus botellitas de vino y tratando de sobrevivir así como podía», relata uno de los trabajadores del aeropuerto.

La historia de Rene es algo compleja, dura y llena de interrogantes. «No hablaba mucho de su familia ni de sus problemas. No es un indigente más, era un buen hombre que dejó una gran huella entre nosotros», concluyen.