Joan Bernat Palou, durante el juicio. | Alejandro Sepúlveda

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El hombre acusado de asesinar a su exmujer en Artà en febrero de 2013 ha asegurado este lunes que «nunca» se le «había ocurrido agredirla, ni matarla» y que su intención el día en que acabó con su vida era suicidarse, pero cuando fue a verla «la discusión subió de tono», perdió la cabeza y la acuchilló.

«Yo tenía la moral muy baja, tenía falta de estima, me sentía triste, solo, sin los hijos», ha subrayado J.B.P., de 52 años, en la primera jornada del juicio con jurado contra él que se celebra en la Audiencia de Palma, en el que el acusado se enfrenta a un petición de pena por asesinato de 20 años.

El homicida ha relatado que en la mañana del 1 de febrero de 2013, antes de cumplir su propósito de estampar su coche contra un muro para quitarse la vida, acudió al domicilio de su exesposa a entregarle un recibo y pedirle que tratase de llevarse bien con su madre, además de a devolverle un punzón que le había prestado y un cuchillo que le había pedido «para trinchar carne».

El acusado, que había dejado una nota de suicidio para su hijo mayor, ha explicado que anunció a su expareja su propósito de matarse y que recordaba que habían discutido, pero ha negado cualquier recuerdo de cómo acuchilló y clavó el punzón en 19 ocasiones a la mujer y cómo se autolesionó después para suicidarse.

J.B.P. ha contado que esperó a que el hijo menor de los dos que había tenido con su víctima, que entonces tenía 6 años, saliese de la vivienda y entrase al colegio para verle por última vez antes de matarse y para evitar que presenciara una discusión con su madre.

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El motivo de la disputa verbal, ha incidido, eran las diferencias entre su exesposa, que se había quedado al frente del negocio que él heredó de su familia como hijo único, y su madre, que encontraba injusto que la mujer regentase la tienda y habitase la vivienda que había compartido con el acusado, ha detallado.

«Ya que yo me iba a suicidar, intentaba que se llevase bien con mi madre (...) para que no perdiese la relación con su nieto», ha manifestado el hombre, que se sentía «en medio de dos fuegos».

A preguntas de su defensa, J.B.P. ha señalado que, aunque es consciente de que resulta casi imposible, ha pedido perdón tanto a sus hijos como a la familia de su exesposa por haberla matado. «Uno no se imagina que pueda actuar de esa manera», ha señalado respecto a su acción.

Cuando el magistrado que preside el juicio, Diego Gómez Reino, le ha preguntado por qué estaba tan deprimido si tenía trabajo, buena relación con su exmujer y podía ver a sus hijos, el acusado ha insistido en que se sentía solo y ha admitido que no sabe cómo llegó a estar tan «desesperanzado».

Pero la fiscal del caso, Raquel Solano, ha asegurado que existen pruebas suficientes para demostrar que J.B.P. actuó de forma premeditada por animadversión contra su exmujer, una tesis que defenderán también en el juicio la acusación particular, que representa a la familia de la víctima, y la acusación popular, en nombre del Govern balear.