Joan Bernat durante el juicio en el que ha sido condenado a 20 años de cárcel por el asesinato de su exmujer, Margalida Perelló. | Alejandro Sepúlveda

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La Audiencia de Palma ha condenado hoy a 20 años de prisión al hombre de 52 años que en febrero de 2013 acuchilló a su exesposa en Artà, un crimen por el que la semana pasada un jurado popular le declaró culpable de asesinato con las agravantes de ensañamiento y parentesco.

El tribunal ha impuesto a J.B.P. la pena mínima dentro del margen previsto por la ley dadas las agravantes señaladas y la atenuante de reparación del daño señalados por el jurado y le condena además a indemnizar con 150.000 euros a cada uno de los dos hijos que tuvo con la asesinada.

La sección segunda de la Audiencia argumenta la aplicación de la pena más baja posible porque entiende que el ensañamiento con la víctima, a la que asestó 19 cuchilladas e incisiones de punzón, «no pretendió incrementar hasta el limite» su sufrimiento.

Además, toma en consideración que, aunque el jurado descartó que el asesino sufriera un trastorno depresivo, sí admitió que estaba muy decaído y tenía ideas suicidas, «situación que de alguna manera hubo de influir en la comisión de los hechos» y que quedó patente con las graves lesiones que se causó a sí mismo tras atacar a su exmujer.

La Audiencia de Palma ha condenado hoy a 20 años de prisión al hombre de 52 años que en febrero de 2013 acuchilló a su exesposa en Artà, un crimen por el que la semana pasada un jurado popular le declaró culpable de asesinato con las agravantes de ensañamiento y parentesco.

El tribunal ha impuesto a J.B.P. la pena mínima dentro del margen previsto por la ley dadas las agravantes señaladas y la atenuante de reparación del daño señalados por el jurado y le condena además a indemnizar con 150.000 euros a cada uno de los dos hijos que tuvo con la asesinada.

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Además, toma en consideración que, aunque el jurado descartó que el asesino sufriera un trastorno depresivo, sí admitió que estaba muy decaído y tenía ideas suicidas, «situación que de alguna manera hubo de influir en la comisión de los hechos» y que quedó patente con las graves lesiones que se causó a sí mismo tras atacar a su exmujer.

J.B.P. admitió durante su declaración en la vista celebrada los pasados días 2, 3 y 4 en la Audiencia de Palma que mató a su exesposa tras una discusión sobre la relación entre ella y la madre de él, pero que no lo había planeado previamente y que su idea era suicidarse.

Sin embargo, el jurado consideró que el acusado acudió a la vivienda de la mujer armado con un punzón y un cuchillo de cocina con el propósito de matarla.

En su relato de hechos probados, el juez recoge que el hombre se aprovechó de la buena relación que mantenía con su exesposa, a la que visitó tras asegurarse que el hijo menor de la pareja estaba en el colegio.

También constata que, tras matar a la mujer, el homicida puso todo su patrimonio a disposición de sus hijos, lo que le sirvió para que se le aplicase la atenuante de reparación del daño.

Además de los 20 años de cárcel y los 300.000 euros de indemnización, J.B.P. ha sido condenado a no comunicarse con sus hijos ni con la familia y la última pareja sentimental de su exmujer y a no acercarse a menos de 500 metros de todos ellos durante 25 años.