Antonio García, con un recorte de la actriz. | Alejandro Sepúlveda

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Llegó a capitán, pero a Antonio García Vega le ha quedado siempre un apodo: El cabo Gardner. Este guardia civil jubilado, de 82 años, fue el único hombre en la tierra que no sucumbió a los encantos de la actriz Ava Gardner, que se encaprichó de él en Mallorca.

Según explica a Ultima Hora, «corría el año 1961, y yo era cabo en Deià. Es decir, era el comandante de puesto. Un día de verano se presentó en la habitación que hacía de cuartel el escritor Robert Graves y me dijo: 'Quiero invitarle a mi fiesta de cumpleaños'. Lo primero que pensé fue: No tengo ropa de paisano. Pero le dije que sí. Y me presenté en la fiesta de uniforme: tricornio y guantes blancos. Iba muy elegante, la verdad», recuerda García Vega.

«Fue una fiesta increíble. Estaba Gina Lollobrigida, además del anfitrión, Robert Graves, y otros actores. Pero la que deslumbraba era Ava Gardner. Yo me retiré del centro por timidez, pero ella se fijó en mí. Me hizo señas tres veces y me acerqué. Me habló en inglés: Policeman. Y luego señaló mi uniforme: beautiful uniform. Era muy simpática y me invitó a una copa. Yo le dije que tenía que probar el vino español, y le invité a la segunda».

«Me pidió para bailar y le dije: Lo siento, estoy de servicio. Luego insistió en llevarme a su yate, que estaba en sa Foradada. Me decía que yo era muy duro y no me dejaba intimidar por su belleza. Le volvía loca el uniforme de guardia civil. El tema fue tan sonado que salió en el diario Baleares y en la Última Hora de la época: «Guardia Civil dice que 'no' a Ava Gardner porque la disciplina está ante todo». 55 años después, el cabo Gardner aún se ríe al recordar esa mítica velada en Deià.