La Fiscalía reclama siete años y medio de cárcel para Cristóbal Carlos T.G. | Alejandro Sepúlveda

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El acusado de matar al empresario menorquín Juan Mascaró en Ferreries el 17 de enero de 2013 ha asegurado este lunes durante el juicio que le clavó un cuchillo y un hacha para defenderse de los golpes que éste le daba con un casco de moto durante una pelea tras un accidente de tráfico.

«Yo me veía muerto», ha dicho C.C.T.G. en su declaración ante el tribunal del jurado en la primera jornada del juicio que se celebra en la Audiencia de Palma, donde ha admitido que agredió a Mascaró, pero ha dicho que fue para defenderse tras un accidente fortuito y no después de haberle embestido a propósito con su coche, como sostienen la Fiscalía y la acusación particular.

«Yo no quería matarlo pero tampoco quería que me matara a mí», ha afirmado. «Yo le metí dos o tres con la izquierda, con el hacha, y nunca le tiré a la cabeza. Si lo hubiera ido a matar, le tiro la primera a la cabeza y lo dejo seco», ha añadido sobre la trifulca que acabó con la muerte del empresario, que mantenía una relación sentimental con su exmujer.

«Llevaba años diciendo que me lo iba a cepillar», ha admitido el acusado, quien ha detallado que el día del asesinato había bebido alcohol, fumado marihuana y había tomado el cuádruple de la dosis de una medicación que tenía prescrita por la depresión que sufría tras su separación.

Según su relato, tras la pelea que ocurrió «en menos de un minuto», acudió sangrando a la comisaría de la Guardia Civil de Es Mercadal donde contó que le acababan de atacar. «Expliqué lo que había pasado: que me había pinchado un tío, que me pegó con un casco y que yo le había pinchado a él», ha afirmado.

Al inicio del juicio, el fiscal Eduardo Norro ha explicado al jurado que considera que los hechos constituyen un homicidio doloso con la circunstancia atenuante de obcecación.

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Cree que no hubo alevosía porque ésta implica una ausencia total de defensa y hay varios testigos que vieron una pelea, si bien no descarta tener en cuenta una posible agravante de abuso de superioridad. El acusador público pide inicialmente una condena de 7 años y 6 meses de prisión, además de una indemnización de 10.000 euros para cada una de las dos hijas del fallecido.

La acusación particular, que representa a la familia del fallecido, cree que fue un asesinato con alevosía y que el acusado planeó la muerte de Mascaró.

El letrado Jaime Campaner ha asegurado que el acusado «anunció por todo el pueblo durante dos años» que iba a matar al empresario, se aseguró de no sufrir daños al hacerlo y usó hasta tres armas (el vehículo, un cuchillo y un hacha) al atacarle por sorpresa.

Según Campaner, este caso cumple la definición de alevosía que ofrece el Código Penal y no se puede aplicar la atenuante de confesión porque el acusado mintió al decir que fue un accidente. «La versión del acusado es poco menos que un insulto», ha asegurado el letrado, para quien dicho relato es además contradictorio.

La abogada defensora, Margarita Mercadal, considera que no existió ninguna actividad previa de su defendido para trazar un plan ni mucho menos para asegurarse de que no hubiera riesgo para su propia vida y que lo ocurrió es que golpeó de forma accidental el ciclomotor de la víctima cuando se cruzó en su trayectoria y después hubo una pelea.

Según la abogada, fue un homicidio pero concurren las circunstancias atenuantes de arrebato, obcecación y confesión porque fue a la Guardia Civil y contó lo ocurrido cuando la víctima todavía estaba siendo atendida por los servicios de emergencias.