La Guardia Civil registró varios domicilios vinculados con los acusados. | Redacción Sucesos

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Cinco jóvenes, algunos de apenas 18 años de edad, fueron juzgados este lunes por una quincena de robos en viviendas cometidos en apenas dos meses de margen y, casi todos ellos con un vínculo en común: los autores de los robos iban en tren. Así, la mayoría de los delitos se produjeron en localidades conectadas por el ferrocarril en municipios como Marratxí o Santa María, si bien hay casos más aislados en los que iban en coche y llegaron a Esporles o Bunyola.

Los acusados actuaban casi siempre de la misma manera. Iban a una vivienda y llamaban al timbre para comprobar si estaba vacía o había gente. Si nadie contestaba, buscaban una forma de entrar, en algún caso rompieron puertas o persianas para acceder al interior o, en otras, sólo saltaron un muro. Una vez dentro de la casa cogían cualquier objeto de valor a su alcance: joyas, ordenadores, móviles o cámaras.

El grupo fue muy activo hasta que la Guardia Civil consiguió identificarlos y detenerlos. Ayer en el juicio, dos de ellos reconocieron su participación en los hechos pero intentaron exculpar a los demás. El resto limitaron su participación. La Fiscalía reclama para cada tres de ellos penas de cinco años de cárcel por robo y para los otros dos, de tres años por un delito de receptación.