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Un 4x4 de alta gama reposado sobre un llaüt. Un crossover semihundido en Platges de Comte. Y un todoterreno deportivo que invade el dormitorio de una vivienda en Sant Josep. Es la foto fija de tres espectaculares siniestros ocurridos en un mes en Eivissa.

Imágenes impactantes, accidentes aparatosos que pudieron acabar trágicamente pero, afortunadamente, sólo causaron tres heridos leves.

El descuido del conductor desencadenó el primero y un posible fallo mecánico originó el segundo. El último, el más grave, lo protagonizó un conductor que dio positivo en el control de alcoholemia.

Salvados por un ‘llaüt’

La trilogía arranca el 22 de julio. El escenario: el Nàutic de Sant Antoni. El conductor de un Range Rover se bajó del coche con una marcha puesta y el vehículo con tres ocupantes avanzó por el pantalán y acabó sobre un llaüt de nombre ‘Alegría’.

En su intento por frenar el coche, el conductor vio como una de las ruedas del vehículo pasaba por encima suya antes de precipitarse frontalmente sobre el lado de estribor de la embarcación tradicional de la isla.

El llaüt resistió el envite y salvó al coche de más de dos toneladas y media y a sus ocupantes de precipitarse al agua. La imagen circuló rápidamente por las redes sociales e incluso se hicieron memes con la «hazaña» protagonizada por la embarcación.

Su propietario, Françoise Gasse, mostró su satisfacción por la resistencia demostrada por una embarcación con más de 50 años de historia y que demostró una gran robustez.

«A pesar del sobresalto estoy contento porque el ‘Alegría’ posiblemente ha salvado tres vidas», enfatizó un orgulloso Françoise.

El llaüt superó con nota la prueba de fuerza, ya que soportó el tonelaje del vehículo hasta que, pasada una hora, los servicios técnicos consiguieron alzarlo y devolverlo al pantalán con la ayuda de una grua.

El conductor del coche apenas sufrió daños en una pierna, mientras que el ‘Alegría’ sufrió diversos rasguños.

Amerizaje

El viernes 21 de agosto, la sobrecogedora imagen tenía como escenario un rincón de Platges de Comte. Era el mediodía cuando un Peugeot 2008 se precitaba desde lo alto del acantilado, daba una vuelta de campana y acaba ‘amerizando’ junto a una gran roca donde había un grupo de bañistas.

Se vivieron momentos de tensión, ya que en un principio no se sabía si el siniestro había afectado a alguna persona. Entre los presentes se encontraba el joven propietario del vehículo. Toni y su amigo Jorge, vecinos de Valencia, se disponían a bajar a la cala cuando escucharon el rodar del coche. Intentaron pararlo, pero no tuvieron éxito. El vehículo se despeñó e impactó contra una gran roca donde había una familia que salió airosa del sobresalto.

El propietario explicó que días atrás le habían avisado de que ese modelo de coche estaba registrando problemas de fábrica en el sistema de frenos. Unos fallos que pudieron causar una tragedia.

El vehículo fue retirado por los efectivos de la grúa en una compleja maniobra que se prolongó durante dos horas. Los operarios aseguraron el coche con unas cintas cruzadas por el interior y el brazo extensible de la grúa hizo el resto.

Empotrado

El último episodio tuvo lugar el martes 25. Eran las 3 de la madrugada cuando un Porsche Cayenne se empotraba contra una vivienda después de hacer un recto en la rotonda entre Cala Molí y Cala Tarida, en Sant Josep.

El vehículo, de alta gama y 2.700 kilos de peso, voló unos cinco metros y acabó incrustado contra el inmueble de dos alturas. La parte delantera del coche quedó sobre el cabezal de una de las camas en una habitación llena de cascotes y polvo.

«Hemos vuelto a nacer», comentó Mari Carmen a Belén. La noche del lunes la velada se prolongó y eso las salvó de estar en la habitación que acabó invadida por el frontal del coche.

El impacto, que sobresaltó a los vecinos de la urbanización, causó una agujero de dos metros de diámetro en la pared.

«Fue un estruendo brutal. Como un terremoto», recordó Mari Carmen. Ella, Belén y Carmen estaban en el cenador que hay justo en la otra parte de la casa cuando les sorprendió el espectacular accidente.

«Salimos y vimos que la valla había caído sobre nuestro coche. En ese momento no vimos el todoterreno. Entonces entramos en la casa. Despertamos a Joaquín y cuando entramos en la otra habitación nos quedamos muertas de la impresión», narró Belén

Carmen es la que peor llevó el siniestro. «Ha sido muy fuerte. Una impresión tremenda. Podía haber pasado una tragedia».

Las tres amigas recordaron que Joaquín «estaba blanco. Le mudó la cara». Ellas se pusieron a llorar y se fundieron en una piña.

En la prueba de alcoholemia, el conductor dio positivo: 0,64 miligramos de alcohol por litro de sangre.

Para desencajar el coche se tuvieron que desplazar dos grúas. La primera no pudo retirar el vehículo debido al gran peso del coche y a que estaba muy incrustado. Ya con las luces del día una grúa pluma de gran tonalaje con tres técnicos consiguieron completar con éxito la retirada del coche de 2.700 kilos de peso.

Un enorme agujero en la pared y una habitación llena de cascotes fue la huella dejada por el último de los accidentes de impacto que, pese a su aparatosidad, no acabó en tragedia.

LA NOTA

En el último accidente el conductor dio positivo

Los dos primeros accidentes se debieron a un descuido del conductor en el caso del abordaje al llaüt y un fallo mecánico en el amerizaje en Platges de Comte. En cambio, el último siniestro fue causado por la negligencia de un conductor que había bebido antes de ponerse al volante. El hombre, de nacionalidad española, hizo un recto en una rotonda y después de tumbar varias señales y destrozar una valla acabó empotrándose contra la pared del dormitorio. En el control de alcoholemia realizado por los agentes que se personaron en el lugar el hombre dio 0,64 miligramos de alcohol por litro de sangre.