Uno de los detenidos durante la operación llevada a cabo en el mes de diciembre. | Alejandro Sepúlveda

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El contable de la ‘mafia laboral’ confesó a la policía las argucias contables de la red para evitar pagar impuestos. En su declaración tras ser detenido por la Policía Nacional reconoció que los dos hermanos líderes del conglomerado empresarial desviaban a la contabilidad ‘b’ de sus sociedades aproximadamente un tercio de sus ingresos. También admitió que los dos hermanos utilizaron testaferros para gestionar varios locales y burlar así a la administración concursal. Éstos pagaban alrededor de 2.000 euros mensuales a los cabecillas.

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El mecanismo revelado por el contable apunta a que el encargado de cada local seguía las instrucciones de los empresarios a la hora de facturar el ‘a’ y el ‘b’. Según cada local se cambiaba el modo de la caja registradora y, de esta manera, se hurtaba a cualquier fiscalización aproximadamente una tercera parte de la caja. Después él era el encargado de anotar los dos registros y de dar cuentas a Hacienda por las ganancias oficiales. El contable fue detenido durante la operación y no llegó a ser puesto a disposición judicial por la policía. En una línea similar a la del contable declaró el supuesto ‘número 3 de la trama’, socio de los dos hermanos presos en varios negocios. Éste llegó a reconocer que en uno de los locales se facturaban 100.000 euros al año y que ese dinero se dividía en dos cajas. Eso sí, este investigado cambia el porcentaje de lo que iba a cada montón: según éste el negro llegaba a los dos tercios del total y llegó a decir que él y el principal encausado se repartieron 200.000 euros en efectivo en los dos últimos años.

Este socio para colaborar con la justicia entregó las cuentas ‘b’ de las empresas en las que participaba con los principales implicados. De hecho, pidió ser excarcelado para guiar a la policía hasta el lugar donde se escondían estos documentos.