Trabajadores de Cort limpian uno de los locales que fueron precintados y que estaba situado en la Plaza Mayor de Palma. | Alejandro Sepúlveda

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Una de las antiguas empleadas de las empresas que formaban parte de la mafia laboral ratificó este viernes ante el juez de Instrucción que sufrió un episodio de acoso sexual por parte de uno de los cabecillas. Según contó fue a hacer una entrevista de trabajo para uno de los locales investigados. Su jefe le dio a beber sangría. De acuerdo con lo que dijo ante la policía y ratificó este viernes, no recuerda nada más de lo que ocurrió esa noche y, al día siguiente, comenzó a trabajar. Cuando llegó su jefe, le tocó el culo y le dijo: «Me gustaría estar contigo a solas, me gustaría que solo yo pudiera aprovecharme de tí». Le reveló que tras darle la sangría el día de la entrevista, habían mantenido relaciones sexuales durante cuatro horas. La defensa del jefe al que apunta preguntó a la víctima si había denunciado esos hechos. Ésta contestó que sí, que hace tres años que acudió al juzgado, pero dijo no saber qué había ocurrido con esa investigación.

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Además de esta víctima de la trama, también declararon este viernes una decena de exempleados de los locales gestionados por los dos hermanos en prisión por esta causa. Todos ellos confirmaron al magistrado que las condiciones en las que trabajaban no cumplían con la legalidad: tenían contratos por muy pocas horas cuando en realidad hacían jornadas interminables sin estar cubiertos ante la Seguridad Social. Confirmaron la falta de descansos o de vacaciones.

Todos los extrabajadores coinciden en que no accedieron a esos empleos bajo engaños o coacciones, sino que sabían cuáles eran las condiciones. Lo aceptaban por necesidad. La mayor parte de los que declararon este viernes y antes en la jornada del jueves, son inmigrantes.